El Manx es una de las siete razas, oficialmente reconocidas, de gatos que carecen total o parcialmente de cola. La raza contempla dos variedades; los "Stumpy" cuya cola es muy pequeña, no debe superar los 3 cm y los “Rumpy”, carentes totalmente de cola y con un orificio al final de la columna vertebral.
El Manx procede de la isla de Man en las costas inglesas. El origen de esta raza es incierto. Existen numerosas leyendas, algunas improbables como la que habla de la unión de gatos con conejos o las que lo relacionan con tiempos remotos, con los antiguos fenicios o incluso con relatos bíblicos como la más popular que cuenta que el primer Manx, perdió su cola al cerrarse la puerta nada menos, que del Arca de Noé. Lo cierto es que la carencia de cola larga se debe a una mutación ocasionada por un gen dominante que afecta a toda la columna vertebral.
Tanto la Fédération Internationale Féline (FIFe) como la Cat Fancier Association (CFA), reconocieron oficialmente la raza en los años 30.
El Manx es un gato tranquilo y equilibrado. Suelen volcar su afecto hacia un solo dueño aunque se llevará muy bien con los otros miembros de la familia, especialmente con los niños, ya que en las raras ocasiones que pierde los nervios, opta por retirarse tranquilamente en vez de enseñar las uñas. Otro aspecto a tener en cuenta es su naturaleza cazadora, consecuencia directa de su alimentación durante siglos a base de roedores.
El Manx es un gato de aspecto voluminoso y redondeado. La cabeza es redonda y robusta. Los ojos grandes y brillantes en tonos acorde con el manto. La cola es su gran sello de identidad. Se consideran cinco longitudes aunque para participar en concursos sólo se aceptan las tres primeras;
1. Rumpy, carencia total de cola
2. Riser, con tres vértebras coccígeas y ninguna caudal
3. Stumpy, con 1, 2 o 3 vértebras móviles
4. Longy, cola corta aunque normal
5. Tailed, cola normal
Otra característica importante de esta raza es la asimetría de sus extremidades, las posteriores son más largas que las anteriores. Este hecho le confiere un movimiento característico cuando corre, al recordar a la carrera de un conejo. Poseen un pelaje corto y denso, con abundante pelusa. En cuanto al color, se admiten todos los tonos y dibujos.
El Manx no necesita un cuidado demasiado escrupuloso, por su pelo corto bastará con cepillarlo de vez en cuando para evitar la acumulación de pelo muerto.
En los cruces entre Manx existe un gran riesgo de que aparezca un gen mortal. La consanguineidad puede ocasionar en los gatitos malformaciones muy graves e irreversibles. Lo aconsejable es aparear al Manx con gatos de razas con cola como el American Shorthair. Por lo demás hay que destacar que suelen ser gatos muy longevos, gozando de una excelente salud.
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