Cuando era niño, mientras otros se lanzaban a Cuando era niño, mis amigos se iban con las bicis o a jugar al fútbol, mientras yo me quedaba en silencio, apoyado en la tija del sillín solo para llegar a verlos mejor. Eran Dina y Rex, dos dogos imponentes y serenos que me tenían completamente hechizado. Puedo recordar cada movimiento, cada mirada, cada paso lento y majestuoso que daban por el jardín.
Podía pasar horas allí, quieto, observando. No entendía del todo por qué me atrapaban tanto, solo sabía que su presencia me llenaba de una calma y una admiración que no encontraba en ningún otro sitio.
Con los años lo entendí: lo mío no eran solo los perros. Lo mío eran ellos. Los dogos Alemanes.