¿Dónde van las golondrinas en invierno?

El propio Béquer llegó a dedicarle una rima. Su famosa estrofa nos habla del regreso de estas aves después del invierno:

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

Por tanto, sabemos que durante el invierno las golondrinas abandonan nuestros cielos buscando calor y alimento y se dirigen al sur, pero ¿dónde van exactamente?

Hacia finales del verano, cuando ya comienza a cambiar el tiempo y en el ambiente se deja notar la llegada del otoño, las golondrinas comienzan a dejar sus nidos y alzan el vuelo. Son, por tanto, aves migratorias, como muchas otras, que buscan climas cálidos situados al sur para pasar el invierno. Se trata de una época en la que el alimento de estas aves escasea y las temperaturas son muy frías. De este modo, hacia finales de agosto y principios de septiembre abandonan sus nidos y dejan atrás las ciudades del hemisferio norte.

Destino: África

En su peregrinación llegan a recorrer hasta siete mil kilómetros para llegar a su país de destino, que se encuentra en África. Por tanto, desde septiembre hasta la llegada de la primavera, marzo o abril, las golondrinas habitan en países como Namibia, la región del Sahel, Kenia, Nigeria... Algunos grupos pueden incluso bajar más al sur y llegar a Sudáfrica, pero lo normal es que se queden en esos países, donde durante esos meses sigue haciendo calor y abundan los insectos que forman parte de su dieta, esto es, hormigas, moscas, polillas, libélulas, escarabajos, etc.

7.000 Kms. de vuelo 

Obviamente, no recorren los casi siete mil kilómetros del tirón, sino que suelen hacer unos doscientos kilómetros al día, por lo que tardan unos veinte días en llegar al destino que ocuparán para pasar los fríos propios de la estación invernal. No hacen paradas en otros puntos de la geografía africana, sino que el viaje lo hacen en línea recta y de una sola vez; a diferencia de la ida, cuando sí se desvían hasta el golfo de Guinea para seguir la costa y bordear el continente africano antes de cruzar a Europa. Una vez aquí, comienza la época de cortejo y cría, razón por la cual hay que prestar atención a los nidos y evitar alterar el normal desarrollo de su proceso reproductivo. Son, por tanto, unas aves que gozan de protección y que, debido al uso excesivo de herbicidas y demás productos tóxicos, y al descenso en el número de insectos, han visto amenazada su población.

Antes de que se marchen este año, aún nos quedan meses para verlas volar por los cielos de nuestro país.