La limpieza del caballo tiene que hacerse diariamente aunque si pensamos montarlo, el proceso debe hacerse dos veces al día: antes de la monta y después de la misma. La razón de hacerlo antes es poder cerciorarnos de que el animal se encuentra en buen estado, no tiene ninguna herida, infección o problema que pueda poner en riesgo su salud o la del jinete durante la monta. La limpieza que se hace después tiene como objetivo limpiar el pelo del caballo y eliminar los restos de suciedad y polvo acumulados durante la cabalgada. En este último caso lo habitual es cepillar bien el caballo, haciendo especial hincapié en la crin y en la zona que queda bajo la silla de montar o bajo las cinchas. El motivo es bien sencillo: si quedan restos de suciedad o polvo, este rozará cuando le volvamos a poner la silla, lo que ocasionará malestar en el animal, así como una posible herida que podría infectarse. Por tanto, es aquí donde debemos incidir.
Por último, no nos debemos olvidar de las patas, concretamente de los cascos y la zona de la herradura. Habrá que inspeccionar bien para verificar que no se haya clavado nada que le pueda hacer cojear y perjudique su salud. Después se limpiarán los cuatro cascos para retirar las piedras, hojas y demás restos que hayan quedado pegados.
Además, debemos seguir otras rutinas igual de importantes para el animal, a saber:
Los utensilios que no deben faltar en cualquier cuadra o caballeriza son los siguientes: