Los tumores de mastocitos son uno de los tipos más comunes de cáncer de piel maligno en los perros, representando alrededor del 20-25% de todos los tumores cutáneos caninos. Estos tumores pueden manifestarse de diversas formas y, aunque suelen presentarse como una única lesión, a veces pueden aparecer en múltiples áreas. Aunque algunos tumores de mastocitos pueden ser benignos, la mayoría son malignos y, a medida que avanzan, pueden provocar síntomas sistémicos. Afortunadamente, detectarlos normalmente en la superficie de la piel permite que la cirugía sea una opción de tratamiento viable en muchos casos.
Este artículo completo aborda qué son los tumores de mastocitos, cuáles perros tienen mayor riesgo, los síntomas a vigilar, técnicas de diagnóstico, opciones de tratamiento y pronóstico, para ayudar a los propietarios a entender y manejar esta condición con responsabilidad.
Las células de mastocitos originan en la médula ósea y están presentes en los tejidos conectivos del cuerpo como componentes clave del sistema inmunitario. Desempeñan papeles esenciales en reacciones inflamatorias y alérgicas liberando compuestos bioactivos como histamina, serotonina y heparina. Estas sustancias son beneficiosas en cantidades normales, apoyando las defensas del cuerpo.
Sin embargo, los tumores de mastocitos surgen cuando estas células sufren mutaciones que causan un crecimiento descontrolado y la liberación excesiva de dichos compuestos. Esta liberación anormal puede alterar funciones normales corporales, provocando complicaciones como inflamación, hinchazón y trastornos hemorrágicos.
Cualquier raza puede desarrollar tumores de mastocitos, pero ciertas razas tienen mayor predisposición. Entre las razas con riesgo incrementado en España se encuentran los tipos de retriever como el Labrador Retriever y el Golden Retriever, además de razas braquicéfalas y musculosas como el Boxer, Bulldog Francés y Staffordshire Bull Terrier (Staffordshire Bull Terrier).
Otras razas con mayor riesgo son el Basset Hound, Carlino o Pug (Carlino), Shar Pei (Shar Pei) y Beagle (Beagle).
Los tumores de mastocitos suelen desarrollarse en la superficie cutánea, con mayor frecuencia en el tronco y cuerpo, pero también pueden aparecer en las extremidades. En casos más raros, los tumores pueden surgir internamente en órganos como hígado, bazo, tracto gastrointestinal o médula ósea, donde la detección visual es imposible, complicando el diagnóstico.
El principal indicio de un tumor de mastocitos es la presencia de un bulto o crecimiento en la piel, que puede cambiar de forma, tamaño o textura de un día para otro. A veces, el perro puede rascarse, lamer o morder la zona debido a picor o molestia (prurito).
Otros síntomas sistémicos, especialmente si el tumor afecta órganos internos, incluyen pérdida de apetito, vómitos (posiblemente con sangre), diarrea, heces oscuras o con sangre, dolor o calambres abdominales y letargo. La liberación de histamina del tumor puede causar irregularidades en la coagulación, sangrado y cicatrización retrasada.
Además, se pueden observar ganglios linfáticos agrandados cerca del tumor, latidos irregulares del corazón, dificultad respiratoria, tos y enrojecimiento o inflamación de la piel en la zona afectada.
El diagnóstico suele empezar con una exploración veterinaria que incluye la aspiración con aguja fina (AAF) del tumor sospechoso para obtener células que se examinan bajo el microscopio. La AAF es rápida, mínimamente invasiva y ayuda a confirmar el tipo de tumor.
Para obtener mayor detalle, en especial en tumores grandes, irregulares o de rápido crecimiento, se realiza una biopsia que permite determinar el grado del tumor, el cual predice su comportamiento y agresividad.
Otras pruebas diagnósticas incluyen aspirados de ganglios linfáticos, hemograma completo, análisis bioquímicos, análisis de orina, radiografías y ecografías abdominales, especialmente si se sospecha diseminación interna.
La extracción quirúrgica es el tratamiento principal para los tumores de mastocitos, idealmente con un margen amplio de tejido sano para disminuir el riesgo de recurrencia. El cirujano debe equilibrar la remoción del tumor con preservar suficiente piel y tejido para cerrar la herida de forma segura.
La radioterapia puede utilizarse antes de la cirugía para reducir tumores grandes o mal delimitados y facilitar su remoción, o tras la operación para eliminar enfermedad microscópica residual. Cuando la cirugía no es posible o el tumor es muy agresivo, se puede recomendar quimioterapia y/o radioterapia como tratamientos alternativos o complementarios.
Una comunicación cercana con el veterinario o oncólogo veterinario es esencial para seleccionar las terapias adecuadas según la condición específica del perro.
El pronóstico depende mucho del tamaño del tumor, velocidad de crecimiento, ubicación, grado y salud general del perro. Los tumores de crecimiento rápido, especialmente aquellos que aumentan más de 1 cm por semana, suelen tener peor pronóstico, con éxito en el tratamiento a largo plazo en aproximadamente el 25% de los casos.
En cambio, cerca de la mitad de los perros a los que se les extirpa completamente el tumor se consideran curados. Si no hay recurrencia en seis meses, las probabilidades de remisión duradera son altas.
Es importante destacar que los perros que han tenido un tumor de mastocitos son más propensos a desarrollar nuevos tumores en otras áreas, por lo que se requiere vigilancia continua y revisiones veterinarias regulares.
Respuesta breve: Los tumores de mastocitos surgen por mutaciones en estas células que alteran sus funciones normales y causan crecimiento descontrolado.
Explicación detallada: Como muchos cánceres, los tumores de mastocitos comienzan cuando el ADN dentro de las células sufre mutaciones que llevan a un comportamiento celular anormal. Estas mutaciones hacen que los mastocitos proliferen sin control y liberen cantidades excesivas de sustancias químicas como la histamina, que agravan los síntomas y pueden causar problemas secundarios de salud. La predisposición genética en ciertas razas también influye en el riesgo.
Respuesta breve: Actualmente no existe un método conocido para prevenirlos, pero la cría responsable y revisiones veterinarias regulares favorecen la detección temprana.
Explicación detallada: Aunque los factores genéticos juegan un papel importante, los riesgos ambientales no están bien establecidos. Asegurar que los perros provengan de criadores reputados que examinen posibles problemas genéticos puede reducir el riesgo. Las revisiones veterinarias frecuentes permiten la detección e intervención precoz, mejorando notablemente el pronóstico.
Respuesta breve: Se clasifican según la observación microscópica para evaluar agresividad y probabilidad de diseminación.
Explicación detallada: La clasificación se basa en asignar grados (bajo, intermedio o alto) según características celulares como tasa mitótica e invasión tisular. Los tumores de bajo grado generalmente tienen mejor pronóstico, crecimiento más lento y menor riesgo de recurrencia. Los de alto grado suelen ser más agresivos y pueden diseminarse o reaparecer después del tratamiento, afectando los planes terapéuticos y el pronóstico.
Los tumores de mastocitos en perros son una forma común y variable de cáncer de piel que requiere atención cuidadosa. El diagnóstico temprano y el tratamiento adaptado al grado y ubicación tumoral ofrecen la mejor posibilidad de curación o control a largo plazo. Los propietarios de razas en riesgo deben mantener revisiones veterinarias regulares y examinar cualquier bulto cutáneo sospechoso con prontitud.
Para más ayuda, consulte con su veterinario para evaluación diagnóstica y orientación sobre las mejores opciones terapéuticas que favorezcan la salud y calidad de vida de su perro.