La psoriasis en perros es una enfermedad autoinmune cutánea poco común pero manejable, que provoca parches escamosos, rojos y con picor. Afecta con mayor frecuencia a perros con el sistema inmunológico comprometido y requiere un enfoque integral y atento para aliviar sus síntomas.
Aunque no es contagiosa, la psoriasis sin tratar puede causar molestias persistentes, infecciones secundarias y heridas abiertas debido al rascado intenso. Es fundamental acudir al veterinario temprano para un diagnóstico y manejo adecuado.
En España, razas como el West Highland White Terrier y el Golden Retriever pueden estar más predispuestas a esta condición.
La psoriasis se produce por una división acelerada de las células T del sistema inmunitario, lo que genera placas cutáneas escamosas y engrosadas. Los síntomas pueden parecerse a otras afecciones, como la dermatitis seborreica o el eczema, por lo que la confirmación veterinaria es esencial.
Observa áreas secas, rojas y con descamación, a menudo acompañadas de picor e irritación. Un diagnóstico temprano permite iniciar un tratamiento oportuno para evitar empeoramientos y complicaciones.
Los veterinarios suelen recomendar cremas y champús con ingredientes como azufre o alquitrán de hulla, que calman el picor y la irritación y favorecen el crecimiento keratínico saludable.
Se pueden usar soluciones de permanganato potásico para desinfectar y aliviar las zonas afectadas. Hidratar la piel regularmente ayuda a reducir la sequedad y la descamación, previniendo daños adicionales por rascado.
Dado que la psoriasis surge de un sistema inmunológico debilitado, fortalecer la inmunidad es clave. Esto incluye suplementos nutricionales ricos en vitamina C, zinc, ácidos grasos omega-3 y omega-6, que promueven la función inmune y la salud cutánea.
El veterinario podría considerar inmunomoduladores como Apoquel para reducir la inflamación y el prurito.
Proporciona una dieta equilibrada y de alta calidad, sin rellenos como subproductos de carne, azúcares, maíz o aditivos artificiales, que apoye la salud general y la condición de la piel. La alimentación juega un papel fundamental en el manejo de enfermedades inmunológicas.
Limita que tu perro se rasque o lama las áreas afectadas mediante distracciones, collares protectores o vendajes suaves. Mantener la integridad de la piel previene infecciones y mejora su comodidad.
La exposición diaria a la luz solar natural o a lámparas médicas aprobadas puede favorecer la síntesis de vitamina D, que ayuda a destruir las células T hiperactivas y a reparar la piel.
Es necesaria la revisión veterinaria periódica para monitorear la condición y adaptar el tratamiento, garantizando un cuidado constante a lo largo del tiempo.
Aunque no existe cura definitiva, un manejo continuo puede mejorar notablemente la calidad de vida y el confort de tu perro.
Si ves parches persistentes, rojos, escamosos o con picor, o si tu perro comienza a rascarse o lamerse en exceso, acude al veterinario cuanto antes. Un diagnóstico temprano y un plan personalizado mejoran mucho el pronóstico.
El veterinario también descartará otras afecciones cutáneas y buscará causas subyacentes del compromiso inmunológico si es posible.
El manejo de la psoriasis canina requiere un enfoque combinado con tratamientos tópicos aprobados por veterinarios, apoyo inmunológico, cuidados dietéticos y ajustes en el estilo de vida. La responsabilidad como propietario implica buscar un diagnóstico temprano, prevenir el rascado y mantener la salud integral mediante la nutrición y la exposición al sol.
Para los perros afectados, estas estrategias aumentan su comodidad y reducen complicaciones, permitiéndote acompañar a tu amigo peludo con cariño y cuidado durante esta enfermedad crónica.