Si ha observado que su gato mayor presenta cambios inusuales, como modificaciones en su comportamiento, apetito o estado del pelaje, podría estar sufriendo de hipertiroidismo felino. Este trastorno común de la tiroides afecta principalmente a gatos mayores de ocho años y requiere una gestión cuidadosa con el apoyo de un veterinario.
Reconocer los síntomas del hipertiroidismo en gatos
Los gatos son expertos en ocultar enfermedades, pero el hipertiroidismo suele producir signos notorios a medida que los niveles hormonales aumentan. La glándula tiroides, situada a ambos lados del cuello, produce hormonas tiroxinas que regulan el metabolismo, la función cardíaca, la presión arterial, la temperatura corporal y la digestión.
- Aumento del apetito y la sed: a pesar de comer más, el gato quema calorías rápidamente debido a un aumento de la tasa metabólica.
- Pérdida de peso: los gatos con hipertiroidismo suelen perder peso aunque tengan mayor apetito, característica típica del trastorno.
- Inquietud y hiperactividad: pueden mostrarse nerviosos, incapaces de mantenerse tranquilos o inusualmente activos.
- Agresividad o nerviosismo: el comportamiento puede cambiar, volviéndose algunos gatos agresivos con miembros del hogar u otras mascotas.
- Debilidad y letargo: conforme avanza la enfermedad, la conversión de energía se vuelve ineficiente, lo que provoca debilidad.
- Frecuencia cardíaca rápida: el corazón trabaja más para compensar el metabolismo acelerado, lo que puede estresar órganos vitales.
- Mala condición del pelaje: el pelaje puede volverse grasiento, enmarañado o con aspecto descuidado.
No todos los gatos muestran todos los síntomas y algunos signos pueden desarrollarse de forma gradual. Si observa alguna combinación de estos síntomas, se recomienda consultar urgentemente a un veterinario para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
¿Cómo se diagnostica el hipertiroidismo?
El veterinario puede detectar un agrandamiento de la glándula tiroides durante el examen físico. El diagnóstico definitivo se realiza mediante un análisis de sangre que mide los niveles de tiroxina (T4), información clave para el diagnóstico y el seguimiento. Estos signos pueden parecerse a los de la diabetes o la enfermedad renal crónica, por lo que es esencial proporcionar al veterinario un historial completo del comportamiento y la dieta del gato para facilitar un diagnóstico preciso.
Opciones de tratamiento para el hipertiroidismo felino
Existen varios tratamientos efectivos; la elección depende de la salud general del gato, su estilo de vida y las preferencias del propietario. Es importante discutir todas las opciones con el veterinario.
- Medicamentos diarios: Se suelen prescribir tabletas de carbimazol para inhibir la producción excesiva de hormonas. Deben administrarse todos los días de forma regular, realizando análisis de sangre periódicos para ajustar la dosis. Es fundamental la adherencia al tratamiento y monitoreo continuos.
- Terapia con yodo radiactivo: Este tratamiento muy efectivo destruye las células anormales de la tiroides mediante radiación, y a menudo ofrece la curación. Sin embargo, requiere hospitalización entre 2 y 5 semanas y solo está disponible en centros especializados en España. El coste es elevado y el contacto con el gato durante el tratamiento es limitado por motivos de seguridad.
- Cirugía tiroidea (tiroidectomía): Consiste en la extirpación quirúrgica de uno o ambos lóbulos tiroideos. Tiene riesgos anestésicos, especialmente si hay enfermedades cardíacas o renales concurrentes. Normalmente se realiza tras estabilizar médicamente al gato para mejorar la seguridad.
- Dieta prescrita: Una alimentación baja en yodo puede ayudar a controlar la producción hormonal, aunque requiere cumplir estrictamente con la dieta. La eficacia disminuye si el gato caza o recibe alimentos externos. Este método puede ser costoso y demanda compromiso para alimentar exclusivamente con el alimento especial.
Cuidados posteriores y control
El tratamiento exitoso suele resultar en un aumento de peso del gato, mejora en la calidad del pelaje, comportamiento normal y vitalidad general renovada. Dado que el hipertiroidismo se maneja más que se cura, es fundamental estar atentos a cualquier síntoma recurrente. Las visitas regulares al veterinario y el control de los niveles de tiroxina en sangre ayudan a mantener el control y detectar posibles recaídas a tiempo.
Recuerde que la detección y tratamiento tempranos mejoran significativamente la calidad de vida, así que no dude en consultar al veterinario si sospecha un problema tiroideo en su gato.