Muchos perros disfrutan de comer fruta casi tanto como la carne o los premios especiales para perros. Sin embargo, cuando se trata de frutas con huesos grandes como melocotones, ciruelas, nectarinas e incluso aguacate, que es técnicamente una fruta, los huesos en sí pueden representar un peligro para los perros. Aunque los perros puedan encontrar entretenido roer estos huesos, pueden ser peligrosos y deben mantenerse fuera del alcance de tu perro.
Este artículo explica los riesgos de los huesos de melocotón y otras semillas de fruta, destacando por qué es mejor descartarlos de forma segura tras comer y elegir frutas seguras para perros como premio.
Ciertos huesos de fruta contienen amigdalina, un compuesto que se descompone en cianuro cuando se tritura, y que es tóxico para los perros. El hueso dentro de frutas como el melocotón contiene pequeñas cantidades de compuestos de cianuro.
Si un perro mastica y traga el hueso, puede estar expuesto al cianuro venenoso. Aunque una pequeña cantidad de uno o dos huesos probablemente no cause daño grave, una ingesta repetida o en grandes cantidades aumenta el riesgo de intoxicación por cianuro.
Los signos de intoxicación incluyen dificultad para respirar, salivación excesiva, vómitos y en casos graves, convulsiones o colapso. Por eso es más seguro mantener los huesos fuera del alcance del perro para eliminar este riesgo.
Además, los huesos pueden estar mohosos o en descomposición si se encuentran al aire libre, exponiendo a los perros a micotoxinas que pueden causar problemas neurológicos como temblores y convulsiones.
Los huesos de fruta son duros y frágiles, lo que supone un riesgo cuando los perros los mastican. Morder con demasiada fuerza puede romper o fisurar los dientes caninos, causando dolor y tratamientos dentales veterinarios costosos.
La superficie áspera de los huesos puede también cortar o raspar la lengua, encías y boca de tu perro, creando heridas que pueden infectarse si no se tratan.
Las frutas con hueso tienen un tamaño y forma que pueden alojarse fácilmente en la garganta del perro, suponiendo un peligro grave de atragantamiento. Los perros pueden entrar en pánico y tratar de respirar con más fuerza, lo que puede hacer que el hueso se atasque aún más, bloqueando las vías respiratorias y pudiendo ser fatal.
Incluso huesos más pequeños como los de cereza suponen riesgo para razas pequeñas. Por eso, es más seguro evitar dar cualquier hueso de fruta a perros de cualquier tamaño.
Si un perro tritura y traga fragmentos afilados del hueso, estos pueden dañar el revestimiento interno del tracto digestivo, causando dolor, sangrado o infecciones que el dueño puede no notar de inmediato.
Huesos grandes tragados enteros también pueden causar obstrucciones peligrosas en estómago o intestinos, requiriendo a menudo cirugía de emergencia para retirarlos.
Los huesos de fruta pueden ser ásperos y abrasivos para el delicado revestimiento del esófago del perro. Masticar o tragar repetidamente puede causar dolor, incomodidad y rechazo a la comida.
La exposición prolongada puede llevar a cicatrices y estrechamiento del paso del alimento, aumentando el riesgo de aspiración si fragmentos entran en los pulmones, lo que podría causar neumonía.
Aunque frutas como el melocotón ofrecen beneficios cuando se dan con moderación, siempre hay que retirar huesos, tallos y hojas antes de ofrecerlas. Elige frutas seguras para perros como arándanos, manzanas (sin semillas) y plátanos, como premios nutritivos y sin riesgos.
Supervisa siempre a tu perro mientras come y evita que busque frutos caídos en huertos o jardines, que pueden fermentar y causar problemas digestivos, diarrea o intoxicación alcohólica.
En resumen, aunque los huesos de melocotón y otras semillas pueden parecer atractivos para que un perro los muerda, los riesgos de toxicidad, atragantamiento, lesiones físicas y daños internos hacen que nunca deban usarse como premio. Al optar por frutas seguras y practicar hábitos alimenticios cuidadosos, puedes mantener a tu perro sano y feliz todo el año.