El Síndrome de Degeneración Retiniana Adquirida Súbita (SARDS) es una enfermedad que provoca ceguera rápida y permanente en los perros al afectar la retina, el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo. Suele afectar más a perros de edad media, entre 8 y 10 años, siendo más común en hembras y ciertas razas como el Teckel y el Schnauzer Miniatura.
El diagnóstico veterinario generalmente comienza al reconocer la pérdida súbita de visión. Se realiza una prueba de electroretinografía (ERG) para evaluar el funcionamiento de la retina. Esta prueba especializada detecta los impulsos eléctricos producidos por las células retinianas ante la luz. El procedimiento es indoloro, suele requerir sedación o anestesia general para mantener al perro inmóvil, aunque perros muy tranquilos pueden no necesitar sedación.
Los veterinarios también examinan detalladamente el ojo. Aunque la retina puede verse normal inicialmente, no funciona correctamente. Pupilas dilatadas que reaccionan poco o nada a la luz son signos típicos. Se pueden hacer análisis de sangre adicionales para descartar otras enfermedades con síntomas similares.
La causa exacta del SARDS sigue siendo desconocida pese a investigaciones continuas. Algunas evidencias sugieren que podría ser un trastorno autoinmune, donde el propio sistema inmunitario del perro ataca las células de la retina. Otras teorías apuntan a disfunciones hormonales o neuroendocrinas, aunque no están confirmadas.
Ciertas razas como el Schnauzer Miniatura y el Teckel parecen ser más propensas al SARDS. Las perras de mediana a avanzada edad son también más comúnmente afectadas.
El síntoma principal es la pérdida súbita o rápida de la visión; los perros pueden chocar con objetos, evitar las escaleras o parecer confundidos. Las pupilas suelen estar dilatadas y pueden reflejar luz de manera inusual en fotografías. Otros síntomas similares a la enfermedad de Cushing incluyen aumento de la sed, micción frecuente, aumento del apetito, letargo y cambios de comportamiento como inquietud.
Actualmente no existe cura ni tratamiento efectivo para el SARDS. Un pequeño estudio exploró el uso de inmunoglobulina intravenosa (IGIV) usada en humanos, con algunos perros recuperando visión parcial, pero el riesgo de reacciones alérgicas severas y muerte súbita tornó esta técnica peligrosa.
Es esencial ayudar a los perros afectados a adaptarse a la ceguera. Los propietarios deben mantener el entorno del perro constante y familiar, guiarlos con comandos verbales y siempre llevarlos con correa al salir al exterior.
La ceguera puede generar confusión y estrés inicial en el perro, pero la mayoría se adapta bien usando otros sentidos como el oído y el olfato. Proporcionar un ambiente seguro y estable facilita su adaptación. Evita cambiar la disposición de los muebles, utiliza marcas olfativas y sigue una rutina regular para paseos y comidas.
El SARDS sigue siendo una condición misteriosa sin causa clara ni cura. Sin embargo, conocer los síntomas y acudir pronto al veterinario ayuda a apoyar eficazmente a los perros. La tenencia responsable incluye revisiones veterinarias regulares y atención inmediata ante cambios súbitos en comportamiento o visión.
Si sospechas que tu perro está perdiendo la vista de forma repentina, consulta a tu veterinario inmediatamente para descartar otras enfermedades y obtener un diagnóstico adecuado.