Desde el 6 de abril de 2016, España cuenta con regulaciones obligatorias para el microchip de todos los perros, incluyendo cachorros, lo que impacta tanto a criadores profesionales como aficionados. Este artículo ofrece una visión detallada de estas normas, su significado para los criadores y cómo garantizar el cumplimiento fomentando la tenencia responsable de perros en el contexto español.
Comprender estas obligaciones de microchip es fundamental para que los criadores contribuyan positivamente al bienestar animal, la trazabilidad y la responsabilidad del propietario.
Antes de 2016, el microchip era recomendado pero no obligatorio. Actualmente, la ley española exige que todos los perros estén microchipados antes de las 8 semanas de edad. Los criadores deben implantar el microchip a los cachorros antes de entregarlos a sus nuevos propietarios para cumplir con la normativa. Esto se aplica tanto si se crían perros como actividad económica o por afición.
Existe una excepción para perros de trabajo legalmente autorizados para cortes de cola, en cuyo caso el microchip debe implantarse antes de las 12 semanas de edad. Tras la implantación y registro, los criadores pueden añadir su estatus y número de licencia si procede.
El microchip consiste en implantar un pequeño chip, de tamaño similar a un grano de arroz, bajo la piel en la zona del cuello, utilizando una aguja estéril y de calibre adecuado. Cada microchip tiene un número único que puede ser leído por un escáner. Solo profesionales autorizados, como veterinarios o técnicos veterinarios, pueden insertar microchips.
El chip ofrece una forma de identificación permanente y difícil de manipular, vinculada a una base de datos central donde se almacenan los datos del poseedor del perro. Cuando cambia la propiedad, los datos registrados deben actualizarse para mantener la base de datos precisa y ayudar en la recuperación de mascotas extraviadas.
La legislación española distingue al "titular" o "poseedor" del perro, que tiene la responsabilidad legal y el cuidado del animal. Usualmente, el titular es el propietario, aunque hay excepciones, como perros de asistencia donde la persona que cuida al animal es distinta de la organización entrenadora. Esta distinción es importante para entender y cumplir la normativa.
Los criadores deben implantar el microchip a los cachorros antes de que cumplan 8 semanas. Implantar el chip antes de las 6 semanas no es recomendable para evitar riesgos de salud. Este corto margen obliga a planificar con anticipación la implantación para cumplir con la ley.
Los cachorros deben tener el microchip implantado al momento de la entrega al nuevo propietario. El registro del microchip se hace inicialmente a nombre del criador. Es fundamental entregar al comprador la documentación del microchip y explicarle su obligación de actualizar los datos del titular en un plazo de 21 días, como exige la legislación española.
La regla de 21 días asegura que las bases de datos oficiales se mantengan actualizadas, apoyando la recuperación de animales perdidos o robados. La actualización del registro suele tener un pequeño coste, por lo que es importante informar a los compradores para evitar sanciones.
El microchip obligatorio mejora el bienestar animal facilitando la identificación y reunificación de perros perdidos, y reduce la cría ilegal y el abandono. Bases de datos precisas y actualizadas protegen a los perros, criadores y propietarios.
Al cumplir estas normas, los criadores mantienen altos estándares de cría responsable, protegiendo su reputación y favoreciendo el bienestar de los cachorros que manipulan.
Para texto legal detallado sobre la regulación del microchip en España, consulte el Real Decreto 2873/2006 y sus modificaciones posteriores.
Para guías sobre cría responsable y microchip, puede visitar la web del Real Sociedad Canina de España (RSCE).