Los gatos son animales territorialistas que a menudo reaccionan intensamente cuando otros gatos desconocidos invaden su espacio. Aunque no son animales completamente solitarios, la introducción de un nuevo gato o el encuentro con gatos locales puede causar estrés, comportamientos agresivos y disputas ruidosas antes de lograr una convivencia pacífica.
Las peleas graves que causan lesiones serias son poco comunes, pero es habitual que los gatos tengan enfrentamientos que dependen del tipo de gato y de la situación. Comprender por qué los gatos pelean y cómo gestionar estos conflictos es fundamental para la tenencia responsable y el bienestar de tus mascotas.
Los gatos, por ser animales independientes y no gregarios como los perros, tienden más a disputas territoriales. Los gatos desconocidos se ven como rivales o amenazas, lo que desencadena luchas por dominio y territorio. Las peleas suelen centrarse en el acceso a recursos como alimento o parejas reproductoras, y los gatos dominantes defienden su posición para mantener el orden.
Los gatos que tienen territorios más amplios suelen tener mayor probabilidad de encontrarse con gatos desconocidos y de tener disputas. Los machos enteros (no castrados) son especialmente propensos a pelear por la competencia de parejas. Las hembras enteras también pueden mostrar agresividad. La castración o esterilización reduce significativamente el vagabundeo y la agresividad, fomentando un ambiente más tranquilo.
Una mudanza a una zona con gatos residentes o la llegada de un nuevo gato puede alterar la dinámica social existente y provocar conflictos. Los gatos que entran en los jardines o hogares de otros amplifican las tensiones. Los cachorros que alcanzan la madurez sexual pueden enfrentar desafíos de otros gatos locales, por lo que la castración temprana es beneficiosa para evitar agresiones.
Las peleas de gatos son ruidosas, por lo que podrías escuchar maullidos o gruñidos cercanos. Las señales de que tu gato ha peleado incluyen inquietud, pelaje erizado, mechones de pelo sueltos, cojeo, cortes o arañazos. Como el pelaje puede ocultar heridas, es importante revisar cuidadosamente a tu gato cuando esté tranquilo, sobre todo si su comportamiento es inusual o muestra signos de dolor.
Examina en profundidad a tu gato en busca de heridas, especialmente heridas punzantes que pueden infectarse fácilmente por bacterias en la boca de los gatos. Aunque sean heridas leves, requieren atención veterinaria para evitar abscesos. Si cojea o tiene lesiones evidentes, acude al veterinario. Mantener las vacunas al día es esencial pues las peleas pueden transmitir enfermedades como el Virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF).
Para prevenir futuras peleas, colabora con otros propietarios para castrar o esterilizar a los gatos, instala gateras de microchip para restringir el acceso a gatos desconocidos y considera cercar tu jardín para limitar la salida de tu gato y la entrada de otros.
Las peleas entre gatos pueden ser angustiosas para mascotas y propietarios, pero comprender sus causas y seguir estrategias recomendadas por expertos puede reducir significativamente los conflictos. La separación inmediata durante las peleas, revisiones veterinarias, manejo ambiental, técnicas conductuales y guía profesional son esenciales para una vida más segura y armoniosa para tus gatos.
Siempre prioriza la tenencia responsable como la castración y límites seguros en su territorio. Recuerda que la paciencia y la constancia son claves para ayudar a los gatos a convivir pacíficamente o compartir espacios con otros gatos locales.