La endogamia consiste en cruzar animales estrechamente relacionados dentro de la misma especie, subespecie o raza canina. Esto implica que la relación genética entre los padres es más alta que la media poblacional. La proximidad genética aumenta la probabilidad de que las crías hereden dos copias idénticas de un gen, fenómeno conocido como 'homocigosis', que puede revelar características hereditarias recesivas, a menudo perjudiciales.
Históricamente, se consolidaron las razas caninas mediante una selección rigurosa de características fenotípicas, como el color del pelaje o la estructura corporal. Puesto que algunas de estas propiedades están ligadas a genes recesivos, la endogamia se utilizaba para estabilizar y reforzar dichos rasgos. Aunque favoreció la preservación de las características de raza, también incrementó el riesgo de enfermedades hereditarias dentro de cada raza.
Por ejemplo, en el Pastor Alemán y otros perros, la endogamia ha sido un factor en problemas de salud como displasia de cadera o enfermedades oculares hereditarias. Por eso, los criadores deben gestionar cuidadosamente estos riesgos.
La falta de diversidad genética en poblaciones endogámicas las hace más susceptibles a problemas de salud, entre ellos crecimiento deficiente, menor esperanza de vida, mayor vulnerabilidad a enfermedades y problemas reproductivos. Este conjunto negativo se conoce como depresión por endogamia. Aunque a veces es inevitable en poblaciones pequeñas, la endogamia puede debilitar la resistencia de la población a cambios ambientales y enfermedades.
Actualmente, la endogamia se controla mediante prácticas de cría responsables y selectivas. Los criadores responsables someten a sus perros a pruebas de salud para detectar enfermedades hereditarias, como la displasia de cadera. También utilizan el estudio de genealogías y calculan coeficientes de endogamia para minimizar riesgos genéticos.
Es fundamental excluir de la reproducción a perros con enfermedades hereditarias para evitar la propagación de daños genéticos. Los criadores de confianza invierten en pruebas sanitarias y transparencia sobre el fondo genético de sus ejemplares.
Si busca un cachorro, considere adquirirlo de un criador reconocido que practique una cría responsable y realice pruebas de salud. Pregunte por los coeficientes de endogamia y la salud genética de los padres. Esto ayuda a reducir la probabilidad de que su nuevo compañero tenga problemas hereditarios.
Al elegir conscientemente, contribuye a mantener poblaciones caninas saludables y a disminuir el riesgo de problemas asociados a la endogamia.