No todos los perros disfrutan nadar o pueden nadar, pero muchos tienen una verdadera afinidad con el agua. Esto es típico en razas como el Labrador Retriever y el Terranova, conocidas por sus habilidades para nadar y amor por el agua.
Nadar es una forma fantástica de ejercicio de bajo impacto para tu perro, pero permitir que nade en un nuevo lugar al aire libre debe hacerse con cuidado y planificación. En esta guía, cubriremos las comprobaciones de seguridad esenciales y precauciones que los propietarios en España deben tomar antes de dejar que sus perros naden al aire libre en 2025.
Siempre mantén a tu perro bajo supervisión cercana cuando nade, incluso en aguas poco profundas o tranquilas, ya que los accidentes pueden suceder rápidamente. Estar alerta y cerca puede prevenir muchos contratiempos.
La inspección visual es útil pero puede ser engañosa. Evita aguas visiblemente contaminadas o con olores desagradables. Revisa señales de algas verdeazuladas o floraciones algales tóxicas, muy dañinas para los perros. Consulta informes o avisos locales sobre la seguridad del agua antes de tu visita.
Ten precaución con pesticidas o escorrentías químicas de campos cercanos que puedan contaminar el agua. La ausencia de plantas, peces y fauna indica mala calidad del agua. La presencia de fauna que bebe o habita el área sugiere agua limpia.
Mantén la vacunación contra la leptospirosis actualizada, ya que esta bacteria puede estar presente en fuentes naturales de agua. Esta vacuna protege a tu perro contra infecciones graves transmitidas por la exposición al agua. En España, la vacunación de leptospirosis es parte importante del protocolo veterinario para perros.
El agua suele estar más fría que el aire. Asegúrate de que la temperatura sea cómoda y segura para nadar y evitar la hipotermia. Al presentar a tu perro un nuevo lugar, comienza en partes poco profundas y más cálidas antes de avanzar a aguas más profundas.
Aun las corrientes suaves o remolinos pueden ser peligrosos para los perros. Elige aguas calmadas y quietas como lagos o playas protegidas para nadar, a menos que hayas verificado la seguridad con otros dueños experimentados.
Planifica cómo tu perro entrará y saldrá del agua. Los perros suelen regresar al punto de entrada para salir, así que usa el mismo lugar para ambos y evita pánico y agotamiento. Revisa obstáculos como rocas filosas, vegetación densa o barreras artificiales que puedan dificultar la salida.
Peligros ocultos como ramas filosas, anzuelos, basura, carritos o alambre de espino pueden herir a tu perro o atraparlo bajo el agua. Recorre la orilla y el agua poco profunda verificando cuidadosamente antes de permitir que tu perro entre.
Las algas verdeazuladas pueden florecer en meses cálidos y son altamente tóxicas para perros. Mantente informado a través de advertencias ambientales locales o páginas web sobre lugares seguros para nadar, y nunca dejes a tu perro nadar si hay presencia de algas.
Ver a otros perros en una zona de baño es buena señal, pero el exceso de gente puede causar estrés, agresividad o problemas para salir del agua. Visita en horarios tranquilos para una experiencia más relajada.
Si llevas juguetes para jugar en el agua, asegúrate de que floten y sean seguros. Evita palos, que pueden causar lesiones, y en sitios concurridos, mantén los juguetes lejos para evitar problemas de guarding de recursos.
Ten en cuenta la fauna local que pueda representar riesgos. Por ejemplo, cisnes defensores de nidos pueden ser agresivos con perros, y las medusas en playas pueden picar. Revisa según tu región y estación.
Después de nadar, enjuaga a tu perro con agua dulce para eliminar contaminantes como algas, sal o arena. Examina patas, oídos y piel en busca de lesiones o irritaciones, y seca bien a tu perro. Esto reduce riesgos de infecciones y mantiene a tu perro cómodo.
Siguiendo estos pasos aseguras que las salidas a nadar de tu perro sean seguras y agradables. Tomarte un tiempo para planificar con cuidado fomenta una tenencia responsable y protege la salud y felicidad de tu amigo peludo.