Ya sea que encuentres el chicle molesto o disfrutes terminar tus comidas con él, el chicle está diseñado solo para masticarse y no para tragarse. Muchos de nosotros de niños fuimos advertidos de no tragar chicle, con relatos de que se queda pegado en el estómago por años. Aunque esta advertencia es exagerada para humanos, los perros enfrentan peligros reales al ingerir chicle.
Los perros son naturalmente exploradores y si el chicle queda al alcance, pueden tragárselo rápidamente sin entender los riesgos. Este artículo explica por qué puede ser perjudicial para los perros y qué hacer si tu mascota lo consume.
La amenaza principal del chicle para los perros radica en sus ingredientes, no en la goma en sí. La mayoría de los chicles modernos están endulzados con edulcorantes artificiales en lugar de azúcar, debido a tendencias de salud que favorecen opciones sin azúcar y beneficios dentales.
El xilitol es un edulcorante artificial común en muchos chicles sin azúcar. Aunque es seguro para el consumo humano en moderación, el xilitol es extremadamente tóxico para los perros. Provoca una rápida liberación de insulina que puede causar una caída peligrosa en el nivel de azúcar en sangre, conocida como hipoglucemia. Los síntomas incluyen vómitos, debilidad, convulsiones y, en casos graves, coma o muerte.
Además, dosis altas de xilitol pueden causar daño hepático agudo en perros, que puede ser irreversible sin tratamiento veterinario inmediato. Otros edulcorantes como el sorbitol son menos dañinos, pero es fundamental revisar los ingredientes del chicle.
No todos los chicles contienen xilitol, por lo que es esencial consultar la lista de ingredientes si tu perro ha comido chicle. Un solo chicle puede contener hasta medio gramo de xilitol.
La dosis tóxica de xilitol para perros es aproximadamente 0,5 gramos por kilogramo de peso corporal. Por ejemplo, un perro grande de 20 kg puede tolerar uno o dos trozos sin efectos severos, pero razas pequeñas y cachorros, como cachorros de Chihuahua, pueden enfermar gravemente con solo un trozo.
Si tu perro consume chicle con xilitol, contacta inmediatamente a tu veterinario con detalles del tipo de chicle, envase y cantidad ingerida. La intervención temprana puede salvar vidas.
Aunque el chicle es indigerible, generalmente pasa por el tracto digestivo sin causar obstrucción permanente. Sin embargo, ingerir grandes cantidades de chicle incrementa el riesgo de obstrucción intestinal, que puede provocar estreñimiento, hinchazón o dolor abdominal.
Observa a tu perro cuidadosamente si sospechas que ha ingerido chicle. Síntomas como letargo, vómitos, dolor abdominal o ausencia de defecación requieren evaluación veterinaria inmediata.
Si descubres que tu perro ha comido chicle, trátalo como una urgencia. Contacta a tu veterinario o a la clínica veterinaria de emergencia más cercana inmediatamente. No esperes a que aparezcan síntomas; el tratamiento oportuno es vital en casos de intoxicación por xilitol.
Guarda el envase del chicle para proporcionar información sobre sus ingredientes al veterinario. Sigue todas las indicaciones profesionales cuidadosamente y vigila cualquier cambio en el comportamiento o estado físico de tu perro.
La prevención siempre es mejor que la cura. Mantén todos los chicles y productos sin azúcar fuera del alcance de tu perro. Educa a los miembros de tu familia y a las visitas sobre los peligros del chicle para las mascotas.
Ser dueño responsable incluye entender y evitar peligros domésticos. Si piensas en adquirir un perro de raza pequeña o un cachorro, como un cachorro de Chihuahua, toma precauciones especiales porque estas razas son más vulnerables a la intoxicación por xilitol.
Estar informado y preparado puede proteger a tu perro de un peligro común en el hogar. La atención y el consejo veterinario inmediato marcan la diferencia si tu perro llega a ingerir chicle.