El páncreas tiene un papel fundamental en la salud de tu perro, siendo vital para la digestión y la producción hormonal. Este órgano glandular produce hormonas como la insulina, glucagón y polipéptidos, que regulan el nivel de azúcar en sangre y otros procesos esenciales.
Además de producir hormonas, el páncreas secreta enzimas digestivas que ayudan a tu perro a metabolizar carbohidratos, grasas y proteínas de manera eficiente. Aunque un páncreas sano suele pasar desapercibido para los dueños, los problemas en este órgano pueden causar graves problemas de salud que requieren atención inmediata.
Este artículo ofrece una introducción cálida y experta a las tres afecciones pancreáticas más comunes en perros: diabetes mellitus, pancreatitis e insuficiencia pancreática exocrina. Conocer estos problemas te permitirá identificar síntomas tempranos y buscar el cuidado veterinario adecuado.
La diabetes mellitus es una condición pancreática bien conocida en perros, relacionada con problemas en la producción o el uso de insulina. La insulina, producida por el páncreas, es esencial para regular los niveles de glucosa en sangre y mantener el equilibrio energético del cuerpo.
Existen dos tipos de diabetes:
Los perros con diabetes necesitan un control cuidadoso de los niveles de glucosa, terapia con insulina y a menudo una dieta especializada para manejar su condición.
Los síntomas comunes incluyen sed excesiva, aumento de la micción, mala calidad del pelaje, pérdida de peso inesperada a pesar del apetito normal, deshidratación y a veces vómitos.
La diabetes puede aparecer en cualquier perro, pero es más frecuente en perros mayores o con sobrepeso. Algunas razas como el Bichón Frisé parecen ser más propensas.
La pancreatitis, inflamación del páncreas, es una afección común y generalmente dolorosa. Ocurre cuando el páncreas comienza a digerirse a sí mismo debido a la activación prematura de enzimas digestivas, provocando daño en el tejido.
Puede presentarse de forma aguda, con síntomas intensos y aparición súbita, o crónica, con episodios recurrentes y persistencia prolongada.
Los perros con sobrepeso y aquellos alimentados con dietas altas en grasas son más propensos, al igual que perros adultos o mayores. Algunas razas predispuestas genéticamente incluyen Schnauzers miniatura, Yorkshire Terrier y Dachshunds.
Los síntomas incluyen vómitos, falta de apetito, heces oleosas o grasientas, abdomen doloroso y posiblemente tenso, letargo, deshidratación y diarrea.
La pancreatitis no tiene cura permanente, pero su manejo se centra en controlar el dolor, cuidados veterinarios de apoyo como hidratación y antieméticos, alimentación con dietas bajas en grasas y la reducción del estrés para prevenir recidivas.
Si tu perro ha sufrido pancreatitis o una cirugía abdominal, es importante estar atento a signos relacionados en el futuro y mantener revisiones veterinarias regulares.
La insuficiencia pancreática exocrina ocurre cuando el páncreas no produce suficientes enzimas digestivas, lo que lleva a una mala absorción de nutrientes y problemas digestivos.
Los signos a observar incluyen pelaje seco, escamoso y quebradizo, pérdida de peso persistente, diarrea o heces pálidas y blandas, aumento de gases intestinales y molestias digestivas generales.
Si no se trata, la IPE puede empeorar y causar daño pancreático, lo que podría derivar en situaciones de emergencia.
Afortunadamente, el diagnóstico precoz permite un manejo eficaz mediante suplementos enzimáticos, modificaciones dietéticas y a veces suplementos vitamínicos, mejorando significativamente la calidad de vida.
Reconocer los síntomas iniciales de problemas pancreáticos puede marcar una gran diferencia. Si notas aumento en la sed, cambios en el peso, trastornos digestivos o cambios en el comportamiento de tu perro, consulta a tu veterinario sin demora.
Mantener una dieta equilibrada, un peso saludable y revisiones veterinarias periódicas promueve la salud pancreática y el bienestar general.