Bañar a tu perro en casa es una tarea que muchos propietarios asumen, aunque algunos prefieren profesionales para evitar el desorden, el estrés y el esfuerzo. Sea donde sea que bañes a tu perro, probablemente habrás notado que actúa de forma muy enérgica o juguetona poco después. Este comportamiento energético, conocido comúnmente como "locura post-baño", es un fenómeno habitual, pero ¿alguna vez te has preguntado por qué ocurre?
A diferencia de los humanos, que están habituados a duchas o baños regulares, los perros en estado natural no suelen experimentar el baño como tal. Cuando se mojan, suele ser de forma incidental o para jugar, pero no por higiene. Ser colocados en una bañera, lavados con agua y champú, cepillados y secados —especialmente con secador— representa una experiencia novedosa y a veces estresante para ellos. La sensación de humedad y la manipulación desconocida les provoca alerta e incomodidad.
Si tu perro se vuelve loco tras el baño o la peluquería, es importante permitirle expresar su energía de forma segura. Procura un espacio amplio y seguro donde pueda correr y sacudirse sin riesgo de resbalar o lesionarse. Esta conducta energética suele cesar en poco tiempo, cuando el perro se calma y se acostumbra a su pelaje fresco.
Ser un propietario responsable significa aceptar y comprender estos comportamientos naturales sin frustración ni vergüenza, contribuyendo a que la experiencia del baño sea positiva para ambos.
Los perros suelen volverse hiperactivos después del baño o la peluquería debido a una combinación de alegría, alivio, liberación de energía nerviosa, instintos físicos y cambios en su olor. Reconocer que este comportamiento es normal ayuda a los dueños a ofrecer un entorno seguro para que sus mascotas quemen energía tras el aseo. Recuerda que una manipulación regular y amable junto con experiencias positivas hará que el baño sea menos estresante con el tiempo.