Todos los propietarios de perros comprenden la importancia de tratar regularmente a sus mascotas contra las pulgas para evitar molestias y prevenir infestaciones en el hogar. Aunque los tratamientos antipulgas recomendados por veterinarios suelen ser efectivos, es posible que notes pulgas o rascado persistente a pesar del tratamiento. Este artículo explora las posibles razones por las que tu tratamiento antipulgas puede parecer menos eficaz y qué puedes hacer al respecto.
Ver pulgas en tu perro tras el tratamiento puede ser inquietante, pero no siempre significa que el producto haya fallado. Varias causas pueden contribuir a esta situación:
Si un perro tiene una infestación intensa de pulgas, las pulgas enfermas y moribundas pueden estar más activas y visibles tras el tratamiento, haciendo que el perro parezca más molesto. Esta reacción suele durar un par de días antes de que las pulgas mueran por completo. Es normal y no indica que el tratamiento haya fallado.
Muchos tratamientos antipulgas sólo atacan a las pulgas adultas. Sin embargo, los huevos, larvas y pupas presentes en el pelaje o en el entorno pueden eclosionar después del tratamiento, reiniciando el ciclo. Para interrumpir eficazmente este ciclo, elige un tratamiento que cubra todas las fases del ciclo vital de la pulga, incluidos huevos y larvas.
Incluso los mejores tratamientos tópicos u orales no evitarán la reinfestación si tu hogar está muy infestado. Las pulgas pueden vivir en alfombras, tapicerías y grietas, esperando para saltar sobre tu perro. Un control eficaz requiere tratar el hogar con insecticidas apropiados o nebulizadores varias veces al año, además del tratamiento al animal. La limpieza y aspirado frecuentes apoyan este control.
En ocasiones, el rascado persistente tras el tratamiento contra pulgas se confunde con una infestación cuando en realidad se debe a otros problemas. Alergias, sensibilidades cutáneas o dermatitis pueden causar picor y molestias. Si sospechas esto, consulta al veterinario para diagnosticar y tratar adecuadamente la causa subyacente.
Si ya has descartado factores ambientales y causas no relacionadas con pulgas, considera si el producto antipulgas está perdiendo efectividad. Los productos vendidos en supermercados suelen ser menos fiables que los recomendados por veterinarios, que han pasado pruebas rigurosas.
Además, las poblaciones de pulgas pueden desarrollar resistencia a ciertos ingredientes activos si se usa repetidamente el mismo producto con el tiempo. Esto reduce la capacidad del producto para controlar las pulgas eficazmente. Si un producto deja de funcionar, cambiar a otro con un ingrediente activo diferente suele restaurar el control.
Los tratamientos antipulgas pueden degradarse tras su fecha de caducidad o con el tiempo, reduciendo su potencia química. Por ejemplo, productos comunes en España como Frontline son más efectivos si se usan dentro de los dos años desde su fabricación y dentro de los 12-18 meses tras abrir el envase. Almacenarlos correctamente en un lugar fresco y seco también ayuda a mantener su eficacia. Usar tratamientos caducados o mal almacenados no suele dañar a tu perro, pero puede proporcionar protección insuficiente contra las pulgas.
Siguiendo estos pasos, podrás mantener a tu perro cómodo y libre de pulgas, reduciendo la infestación ambiental y el riesgo de resistencia. Recuerda que el control de pulgas es un proceso continuo que requiere tratamientos regulares, gestión del entorno y vigilancia constante.
Si buscas cachorros o elegir el producto adecuado, siempre consulta criadores responsables y la opinión veterinaria para garantizar la salud y bienestar de tu mascota.