El parvovirus canino (CPV) es una infección viral altamente contagiosa especialmente peligrosa para cachorros jóvenes y perros no vacunados. Este virus ataca las células que se dividen rápidamente, particularmente en el revestimiento intestinal y la médula ósea, comprometiendo gravemente el sistema inmunitario y la salud digestiva del perro. La conciencia y la acción rápida son vitales para los dueños de perros, especialmente en áreas de España donde el parvovirus canino está presente.
El CPV se propaga principalmente por contacto directo o indirecto con heces infectadas. Los perros pueden contraer el virus al olfatear o ingerir heces contaminadas, o al tocar objetos contaminados como comederos, camas, ropa, jaulas o correas. Cabe destacar que este virus es muy resistente y puede sobrevivir en superficies durante hasta cinco meses o más si no se desinfectan adecuadamente.
Para eliminar eficazmente el virus de superficies sólidas, son necesarios desinfectantes especializados diseñados para combatir el parvovirus. La ropa y la cama deben lavarse a altas temperaturas y es fundamental mantener una rigurosa higiene personal, incluyendo lavarse bien las manos y limpiar el calzado con soluciones adecuadas, especialmente tras contacto con ambientes potencialmente contaminados.
Mientras que muchos perros adultos expuestos al CPV pueden presentar síntomas leves o ningún síntoma, los cachorros, especialmente menores de seis meses, tienen un alto riesgo de enfermar gravemente. Los signos suelen aparecer entre 3 y 10 días tras la exposición e incluyen:
El virus daña el revestimiento intestinal, causando un gran malestar y sufrimiento. Sin tratamiento, los cachorros afectados raramente sobreviven más de 48 a 72 horas desde la aparición de los síntomas.
El diagnóstico implica un examen clínico exhaustivo por un veterinario y pruebas de laboratorio en muestras fecales para detectar antígenos virales. Dado que otras enfermedades pueden presentar síntomas similares, como diarrea sanguinolenta, un diagnóstico preciso es esencial para administrar el tratamiento adecuado. Mientras se esperan los resultados, generalmente se inicia tratamiento de soporte inmediato para evitar el agravamiento del cuadro.
No existe un tratamiento antiviral específico, por lo que el enfoque es proporcionar cuidados intensivos de soporte en hospital veterinario, que incluyen:
En casos graves puede ser necesario nutrición intravenosa o transfusiones sanguíneas. Avances recientes en terapia con anticuerpos monoclonales ofrecen un apoyo prometedor para reducir la mortalidad, aunque se utilizan junto con el tratamiento estándar.
La manera más efectiva de prevenir el parvovirus canino es mediante una vacunación oportuna y completa. Los cachorros deben recibir su primera vacuna entre las 6 y 8 semanas de edad, una segunda dosis alrededor de las 10 semanas y posteriormente refuerzos regulares. La protección temprana puede ser complicada porque los anticuerpos maternos transmitidos a través de la leche pueden interferir con la vacunación, dejando a los cachorros vulnerables hasta que se desarrolle inmunidad.
Los propietarios deben evitar exponer a cachorros jóvenes o no vacunados en espacios públicos hasta que hayan completado su calendario de vacunación. Si un cachorro supera exitosamente una infección por parvovirus, la inmunidad persistente puede durar al menos 20 meses, aunque la vacunación sigue siendo esencial para proteger contra diferentes cepas y nuevas mutaciones.
El parvovirus canino sigue siendo una amenaza grave para cachorros y perros no vacunados, con una alta tasa de mortalidad pese a los avances en cuidados veterinarios en España. La tenencia responsable de perros, que incluye la vacunación temprana y prácticas rigurosas de higiene, es fundamental para prevenir y controlar esta enfermedad contagiosa. Si tu cachorro presenta síntomas que puedan indicar parvovirus, contacta con tu veterinario inmediatamente para un diagnóstico y tratamiento oportunos.