La luxación rotuliana, también conocida como rótula luxante, es una condición común que afecta a la rodilla de los perros, especialmente en las patas traseras. Puede causar dolor y afectar la movilidad de tu perro, a menudo manifestándose desde temprana edad, típicamente antes de los seis meses. Aunque puede afectar a cualquier raza, ciertos perros pequeños y de razas miniatura son especialmente propensos a esta enfermedad. Reconocerla a tiempo y proporcionar cuidados responsables ayuda a manejar la condición y mejorar la calidad de vida de tu mascota.
La luxación rotuliana ocurre cuando la rótula se desliza fuera de su posición normal dentro del surco femoral. Normalmente, la rótula está firmemente sujetada por los bordes del fémur, permitiendo un movimiento suave de la rodilla. En perros con surcos poco profundos o malformados, la rótula puede dislocarse de forma intermitente o permanente, lo que genera incomodidad y problemas de movilidad.
La luxación puede ser medial (hacia el interior de la pierna) o lateral (hacia el exterior), siendo más común la medial en perros pequeños. Esta condición a veces se denomina "síndrome de rótula flotante" porque la rótula puede sentirse inestable o suelta.
Si bien cualquier perro puede desarrollar luxación rotuliana, es especialmente común en razas pequeñas y miniatura. En España, estas razas incluyen, entre otras:
La luxación rotuliana generalmente se considera un defecto esquelético congénito y hereditario, en el cual la alineación de los huesos de la pierna provoca inestabilidad en la articulación de la rodilla. Factores ambientales como traumatismos o lesiones en la rodilla también pueden contribuir. Mantener un peso saludable es fundamental, ya que la obesidad aumenta la tensión en las articulaciones y puede agravar los síntomas o desencadenar la luxación en perros predispuestos.
Los especialistas veterinarios clasifican la luxación rotuliana en una escala del 1 al 4, según la frecuencia y permanencia de la dislocación de la rótula:
El veterinario realizará un examen físico para palpar la rótula y evaluar su estabilidad. Preguntará acerca de la frecuencia con la que el perro cojea o muestra signos de incomodidad. Es posible que se utilicen técnicas de imagen como radiografías para evaluar la estructura de la rodilla, detectar deformidades y planificar el tratamiento. El diagnóstico temprano es clave para evitar el progreso y daños articulares.
El tratamiento depende de la gravedad:
Después de la cirugía, una rehabilitación adecuada que incluya ejercicio controlado y fisioterapia ayuda a optimizar la recuperación. Adaptaciones en casa como rampas o escalones pueden facilitar el movimiento. Consulta siempre con tu veterinario para un consejo personalizado y evita esfuerzos innecesarios en las articulaciones afectadas.
Si estás pensando en adquirir una raza propensa a la luxación rotuliana, busca criadores responsables que realicen pruebas genéticas para minimizar riesgos. Visitas veterinarias tempranas y mantener el peso ideal de tu perro son fundamentales para su salud articular.
Si tu perro presenta cojeras recurrentes, dificultad para saltar o subir escaleras, apoyos intermitentes en una pata trasera, o dolor evidente en las extremidades traseras, acude al veterinario cuanto antes. La intervención precoz mejora los resultados y previene daños articulares.
La luxación rotuliana es una dislocación de la rótula que afecta principalmente a perros de razas pequeñas y miniatura, causando síntomas que van desde saltos leves hasta cojeras severas y artritis si no se trata. Suele ser hereditaria pero puede agravarse por obesidad o traumatismos. Un diagnóstico temprano, tratamiento adecuado y manejo continuo son cruciales para mantener a tu perro cómodo y activo.