La leptospirosis es una infección bacteriana que afecta a los perros, especialmente peligrosa para los cachorros susceptibles, ya que puede provocar fallos graves en órganos y la muerte. Afortunadamente, con la vacunación adecuada y el conocimiento necesario, esta enfermedad es menos común en España.
La enfermedad está causada por diferentes cepas de bacterias Leptospira. En todo el mundo hay más de 230 cepas conocidas, pero solo unas pocas afectan a perros y gatos. En España, las cepas más comunes que afectan a perros son Leptospira icterohaemorrhagiae y Leptospira canicola. Estas bacterias se excretan en la orina de animales infectados, como ratas y zorros, que son reservorios habituales en el territorio español.
Tu perro puede contraer leptospirosis al olfatear o caminar por zonas contaminadas con orina infectada. También puede infectarse si las bacterias entran a través de una herida abierta o, en raras ocasiones, por ingestión de materiales contaminados. Las fuentes de agua estancada y húmeda como charcos, zanjas o arroyos de movimiento lento son lugares donde las bacterias pueden proliferar.
Los síntomas varían mucho, y un perro puede no mostrarlos todos juntos. Los signos claves a detectar incluyen:
Los perros con infección leve pueden recuperarse completamente, pero algunos desarrollan infecciones crónicas que ponen en riesgo la propagación de la leptospira. Los cachorros son más vulnerables y la enfermedad puede avanzar rápidamente hasta ser fatal si no se trata.
El veterinario realizará una historia clínica detallada incluyendo paseos recientes o exposición a fuentes acuáticas, y un examen físico completo. El diagnóstico requiere análisis de sangre y orina para detectar señales de infección y daño orgánico.
Normalmente, los análisis muestran alteraciones en los glóbulos blancos, aumento de enzimas hepáticas y renales, y evidencias de trastornos de coagulación. Las muestras de orina ayudan a identificar la bacteria o anomalías relacionadas con la infección.
En ocasiones, el veterinario puede solicitar pruebas específicas para detectar anticuerpos o ADN de leptospira, confirmando así el diagnóstico de forma rápida y permitiendo un tratamiento oportuno y adecuado.
El diagnóstico temprano es vital, ya que el tratamiento suele requerir hospitalización para cuidados intensivos. El tratamiento generalmente incluye:
Los cuidados de soporte se centran en monitorizar órganos vitales y prevenir complicaciones. El tiempo de recuperación varía; algunos perros pueden necesitar semanas para volver a su salud completa.
La forma más efectiva de proteger a tu perro es mediante la vacunación, que se administra anualmente en España tras la pauta inicial. Las vacunas se actualizan regularmente para cubrir las cepas circulantes de leptospira, similar a la vacuna anual de la gripe humana.
Otras medidas preventivas incluyen evitar paseos cerca de aguas estancadas, alcantarillas, y zonas donde se sabe que hay fauna salvaje portadora, como ratas o zorros. Mantén aislados a los perros infectados para reducir el riesgo de contagio.
La leptospirosis es una zoonosis, lo que significa que puede transmitirse entre animales y humanos, aunque la infección en personas es poco frecuente. La higiene personal es fundamental:
Si sospechas que has estado expuesto y desarrollas síntomas como fiebre, dolores musculares o ictericia, busca atención médica pronto e informa al médico sobre el contacto potencial con animales infectados. El tratamiento con antibióticos como la penicilina suele ser eficaz.
Ser un dueño responsable implica mantener la vacunación al día, practicar buena higiene y realizar revisiones veterinarias regulares para proteger tanto a tu perro como a tu familia.
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