Las garrapatas son artrópodos parásitos que se adhieren a la piel de sus huéspedes, como los perros, para alimentarse de su sangre antes de desprenderse completamente saciadas. Aunque esto resulte desagradable, las garrapatas suponen riesgos para la salud, incluyendo infecciones si quedan partes incrustadas tras su extracción, y pueden transmitir enfermedades como la enfermedad de Lyme, que requiere atención rápida para proteger el bienestar de tu perro.
Algunos perros pueden no encontrarse nunca con garrapatas, mientras que otros, especialmente aquellos que exploran zonas húmedas, pantanosas o disfrutan del agua, pueden verse expuestos con mayor frecuencia. Razas como el Golden Retriever o el Labrador Retriever, comunes en España por su afinidad por el agua y espacios exteriores, suelen ser más propensos a este contacto.
Este artículo profundiza en las garrapatas para ayudar a los dueños de perros a entender su comportamiento, cómo detectarlas y removerlas con seguridad, así como cómo gestionar los riesgos derivados de estos parásitos.
La duración que una garrapata permanece adherida depende de su etapa y sexo. Las garrapatas adultas hembras se alimentan y luego se sueltan una vez engordadas, llegando a aumentar hasta diez veces su tamaño original. Las garrapatas macho pueden mantenerse adheridas durante meses, completando su ciclo en el huésped.
Las garrapatas jóvenes o "garrapatas semilla" eclosionan con seis patas y se alimentan durante unos cinco días antes de caer para madurar y desarrollar ocho patas. Tras esta etapa, buscan nuevos huéspedes y adoptan el patrón alimenticio típico de los adultos.
Las garrapatas prefieren zonas con piel accesible, con menos pelo y mayor flujo sanguíneo. En perros de pelo corto las garrapatas son más fáciles de detectar, mientras que en perros de pelaje denso o largo pueden esconderse, retrasando su localización.
Los lugares habituales donde se adhieren las garrapatas incluyen:
Puede ser fácil confundir una garrapata con otros elementos cutáneos como pezones, lunares o verrugas. Conocer bien la anatomía normal de tu perro es clave. Por ejemplo, una dueña intentó retirar lo que creía una garrapata en el abdomen, pero tras una revisión veterinaria resultó ser un pezón.
Si detectas un bulto o crecimiento nuevo, distinto a la apariencia típica de una garrapata, lo más prudente es consultar con el veterinario para descartar otras afecciones.
Si durante la extracción el cuerpo de la garrapata se separa dejando la cabeza incrustada, suele deberse a intentos fallidos o a que tu perro se haya rascado la zona. La cabeza incrustada puede causar irritación o infección.
No intentes cavar o sacar la cabeza con herramientas caseras, esto puede empeorar la situación. Limpia bien la zona con un antiséptico y acude al veterinario lo antes posible. Éste podrá recomendar vigilancia o tratamiento si hay indicios de infección.
Las medidas preventivas son esenciales para disminuir el riesgo de picaduras y enfermedades. Considera estas estrategias:
Consulta con tu veterinario sobre productos antiparasitarios específicos y opciones de vacunación, como la vacuna contra la enfermedad de Lyme, disponible en algunas regiones de España.
Respuesta rápida: Si detectas una garrapata en tu perro, utiliza unas pinzas de punta fina para agarrarla lo más cerca posible de la piel y tira suavemente hacia arriba sin torcer. Guarda la garrapata para su identificación si tu veterinario lo recomienda y observa a tu perro por si presenta signos de enfermedad.
La extracción de garrapatas requiere cuidado. No uses métodos como quemarlas o aplicar sustancias como vaselina, que podrían provocar que liberen patógenos dañinos. Desinfecta bien la zona tras la extracción y vigila señales de infección o cambios de comportamiento como letargo o cojera, indicativos de posibles enfermedades transmitidas por garrapatas.
Las garrapatas transmiten enfermedades al alimentarse de la sangre del perro, pasando patógenos como bacterias o protozoos mediante su saliva. Cuanto más tiempo permanezcan adheridas, mayor es el riesgo de contagio.
Aunque es difícil garantizar una prevención del 100%, la combinación de antiparasitarios, control ambiental y revisiones periódicas reduce significativamente el riesgo de garrapatas y las enfermedades que pueden transmitir.
No todas las garrapatas transmiten enfermedades, pero como no es posible diferenciar cuál sí la porta, lo recomendable es tratar cualquier picadura con seriedad y eliminar las garrapatas rápidamente.
Las garrapatas pueden ser una molestia y un riesgo para la salud de los perros, pero con el conocimiento adecuado y acción oportuna, puedes ayudar a prevenir infestaciones y proteger la salud de tu perro. Saber dónde revisar, cómo identificar las garrapatas, extraerlas con seguridad y aplicar medidas preventivas, incluidos los consejos veterinarios, te permite mantener seguro y cómodo a tu amigo canino.
Siempre busca la opinión del veterinario si tienes dudas sobre las garrapatas o sospechas que tu perro pueda estar enfermo tras una picadura.