Este artículo forma parte de una serie detallada sobre genética felina. Si aún no has leído la primera parte, te recomendamos comenzar allí para entender el ADN y los genes antes de continuar.
Cada gatito hereda la mitad de su material genético de su madre y la otra mitad de su padre, pero debido al entrecruzamiento cromosómico durante la reproducción, cada gato individual presenta un perfil genético único. Esta remezcla genética significa que, aunque el ADN proviene exclusivamente de los padres, la combinación es totalmente nueva y varía considerablemente.
Mantener un grupo genético amplio es vital para la salud de las razas felinas. No basta con que haya muchos individuos de una raza; lo que realmente importa es la diversidad del material genético. Muchas razas de gato comenzaron a partir de una mutación en un solo individuo, como el American Curl, que empezó con un gato que exhibía las orejas rizadas. Los criadores responsables introdujeron cruces con gatos domésticos o de razas similares para ampliar el grupo genético y reducir problemas de salud.
En contraste, algunas razas ya establecidas en España, como el Ragdoll, iniciaron con pocos gatos fundadores, lo que condujo a un grupo genético limitado y potenciales problemas de endogamia. De manera similar, la raza Burmés demuestra cómo un grupo genético restringido puede existir a pesar de una población grande, subrayando la importancia de una investigación cuidadosa del pedigree tanto para compradores como para criadores.
No necesariamente. La endogamia ocurre de forma natural en gatos, especialmente en poblaciones locales no controladas donde machos dominantes suelen aparearse con hembras emparentadas. Esto puede llevar a cruces entre parientes cercanos, aumentando la probabilidad de que emerjan rasgos recesivos. Aunque la endogamia puede concentrar características deseables, también puede elevar el riesgo de problemas de salud.
Los criadores responsables buscan equilibrar estos riesgos entendiendo la genética involucrada para mantener la salud de la raza y minimizar los rasgos negativos.
La mayoría de los genes vienen en pares, uno de cada padre, pero sus interacciones determinan cómo se manifiestan los rasgos. Los genes dominantes expresan su rasgo incluso si sólo hay una copia presente. Por ejemplo, la Enfermedad Renal Poliquística (PKD) en gatos persas está causada por un gen dominante; con sólo una copia del gen heredado de uno de los padres, la condición se manifiesta.
Los genes recesivos requieren dos copias (una de cada progenitor) para expresarse, como el color crema del pelaje. Los portadores con una sola copia generalmente no muestran signos visibles, pero pueden transmitir el gen a su descendencia.
Esta complejidad genética significa que los criadores deben comprender si los rasgos o condiciones son dominantes o recesivos para tomar decisiones éticas y efectivas en la crianza.
La genética es a menudo más complicada que la herencia monogénica. Muchos rasgos, como la riqueza del color del pelaje o el tono del color ocular, están controlados por múltiples genes llamados poligénicos. Esta complejidad puede explicar por qué algunos gatos rojos tienen un color vívido y otros parecen más pálidos, o por qué el color de ojos varía ampliamente incluso dentro de una misma raza.
Antes de comprar un gato de pedigree o criar, es esencial investigar a fondo los pedigrees. Entender la historia genética ayuda a evitar problemas de salud relacionados con la endogamia e informa decisiones encaminadas a mejorar la salud de la raza.
Criar gatos con responsabilidad es un compromiso que requiere conocimiento genético y un enfoque centrado en el bienestar de los felinos involucrados.
Explora más temas en nuestra serie en curso: