Es común confundir a un gato balinés con un siamés, ya que comparten muchas características debido a su ascendencia común. La principal diferencia visible es la longitud de su pelaje. El balinés tiene un hermoso pelaje sedoso de longitud media con una cola emplumada llamativa, mientras que el siamés presenta un pelaje corto y liso de la nariz a la punta de la cola. Ambas razas cuentan con cuerpos delgados y musculosos, cabeza en forma de cuña, ojos azules cautivadores y orejas puntiagudas con las extremidades de color más oscuro.
Los gatos balineses suelen tener un cuerpo esbelto con un pelaje de longitud media, suave al tacto y que requiere un cepillado regular para evitar nudos y la formación de bolas de pelo. En contraste, los siameses tienen pelaje corto que necesita mucho menos mantenimiento. En cuanto al tamaño, los siameses son generalmente más grandes, midiendo entre 38 y 50 cm de longitud y pesando entre 2,7 y 6,4 kg, mientras que los balineses son un poco más pequeños y ligeros, midiendo entre 30 y 45 cm y pesando entre 2,7 y 5,4 kg.
Tanto los gatos balineses como los siameses son afectuosos, inteligentes y muy sociables, mostrando a menudo comportamientos similares a los de los perros, como seguir a sus dueños por la casa. Los siameses son famosos por su vocalización, demandando atención con voces fuertes y expresivas, y pueden mostrarse más reservados con extraños. Por su parte, los balineses comparten su naturaleza habladora pero suelen tener una voz más suave y melódica, además de ser generalmente más extrovertidos y amigables con todos. Ambas razas prosperan con la interacción y no les gusta estar solas por períodos prolongados.
El origen del gato balinés es enigmático. Se cree que surgió naturalmente por una mutación genética espontánea dentro de la raza siamesa, que produjo un pelaje más largo. Algunos piensan que en sus inicios fueron cruzados con razas como el angora o el persa ya en los años 20 del siglo XX. El balinés fue reconocido oficialmente por la Federación Felina Española y otras asociaciones internacionales entre las décadas de 1920 y 1970. Su nombre se inspiró en la elegante y delicada apariencia de estos gatos, que recuerda a los bailarines balineses tradicionales.
Los gatos balineses y siameses presentan los mismos colores tradicionales de puntos, que incluyen color seal (sello), chocolate, azul y lila. Estas zonas de color resaltan sus orejas, máscara facial, patas y cola más oscuras, contrastando bellamente con el color claro de su cuerpo. La longitud del pelaje del balinés hace que estos colores destaquen con un suave brillo, realzando su apariencia impactante.
Ambas razas son en general saludables pero pueden heredar algunos problemas genéticos comunes en gatos de raza. Los criadores responsables realizan pruebas y evitan reproducir ejemplares portadores de dichas condiciones, aunque no existe garantía absoluta. Los futuros propietarios en España deben solicitar siempre certificados de salud que garanticen el bienestar del gato. Entre las dolencias frecuentes están enfermedades lisosomales, acromelanismo felino y afecciones cardíacas o respiratorias. Visitas veterinarias anuales son clave para detectar de forma temprana cualquier problema y asegurar una vida larga y feliz para el felino.
Debido a su pelaje más largo, los gatos balineses necesitan un aseo constante para evitar enredos y reducir la caída del pelo, especialmente durante los cambios de estación, cuando el o pelo se desprende más. El cepillado regular también previene la formación de bolas de pelo causadas por el acicalamiento. En cambio, los siameses, con pelajes cortos, requieren poco mantenimiento, con cepillados ocasionales para mantener el pelo sano.
Al elegir entre un gato balinés o un siamés como mascota para la familia, suele reducirse a las preferencias personales. Ambas razas son cariñosas, leales e inteligentes, con personalidades similares a las perrunas, deseosas de participar en la vida familiar. Los siameses pueden ser ideales para quienes prefieren una mascota más vocal, mientras que los balineses ofrecen una voz algo más suave con una personalidad igualmente atractiva. Ambas razas se adaptan bien a hogares con niños, otros gatos e incluso perros, siendo excelentes compañeros para ambientes sociales.
Respuesta rápida: En España, los gatitos deben permanecer con su madre al menos hasta las 12 semanas de edad para favorecer una correcta socialización y desarrollo saludable.
Separarlos demasiado pronto puede afectar el comportamiento e inmunidad del gatito. Criadores y protectoras responsables esperan que los gatitos estén completamente destetados, vacunados y socializados antes de buscarles un nuevo hogar. Este período garantiza que los pequeños estén sanos física y emocionalmente para integrarse a su nueva familia.