Los cachorros de Shar-Pei son una raza única, conocida por sus característicos pliegues en la piel, pero pueden verse afectados por la fiebre familiar del Shar-Pei (FFS), un trastorno autoinflamatorio hereditario que requiere conocimiento y cuidado por parte de los propietarios.
La fiebre familiar del Shar-Pei, también denominada síndrome del tarso inflamado, afecta exclusivamente a perros Shar-Pei puros y cruces con ascendencia Shar-Pei. No todos los Shar-Pei desarrollan la enfermedad, pero es relativamente común, por lo que es fundamental conocer sus signos, causas y manejo para una tenencia responsable.
La FFS es una enfermedad genética que provoca episodios recurrentes de fiebre e inflamación. Generalmente, las crisis comienzan antes de los 18 meses de edad, aunque ocasionalmente pueden aparecer en perros adultos. El mecanismo subyacente implica una respuesta inmunitaria anormal, concretamente una desregulación de la citocina Interleucina-6 (IL-6), que desencadena fiebre e inflamación sistémica.
Esta respuesta inmune genera una sobreproducción de glóbulos blancos, causando inflamación en las articulaciones —principalmente en las articulaciones del tarso— y otros tejidos como el hocico y el abdomen. La condición forma parte de un síndrome más amplio denominado enfermedad autoinflamatoria del Shar-Pei (SPAID), que incluye artritis y amiloidosis.
Solo los cachorros Shar-Pei puros y perros con ascendencia Shar-Pei se ven afectados. Tanto machos como hembras son igualmente susceptibles. Los primeros síntomas suelen aparecer en cachorros y perros jóvenes menores de 18 meses, aunque algunos adultos pueden desarrollar la enfermedad más tarde.
Los perros con fiebre familiar del Shar-Pei presentan episodios recurrentes de fiebre que duran entre 12 y 36 horas. Los signos comunes durante una crisis incluyen:
No todas las crisis conllevan inflamación visible, por lo que es importante vigilar el comportamiento y los niveles de actividad para detectar episodios tempranos.
El diagnóstico lo realiza el veterinario basándose en la historia del animal, los signos clínicos y descartando otras enfermedades con síntomas similares, como la enfermedad de Lyme, artritis reumatoide o lupus. Las pruebas diagnósticas pueden incluir análisis de sangre y orina, radiografías para evaluar inflamación articular y biopsias si se requiere una evaluación más profunda.
No existe cura para la fiebre familiar del Shar-Pei, pero con cuidados adecuados los perros afectados pueden tener una buena calidad de vida. Las estrategias de manejo incluyen:
Los propietarios deben colaborar estrechamente con su veterinario para personalizar el plan de tratamiento y tratar posibles complicaciones como insuficiencia renal, que requeriría cuidados especializados como diálisis o dietas específicas.
A día de hoy no existe una prueba genética definitiva para detectar la fiebre familiar del Shar-Pei antes de la cría, aunque las pruebas genéticas para SPAID pueden informar sobre riesgos potenciales. Los perros afectados no deben ser usados para la reproducción para evitar transmitir la enfermedad a las crías y reducir su prevalencia en la raza.
Si estás pensando en incorporar un Shar-Pei a tu familia, es fundamental adquirirlo en criadores responsables que conozcan y gestionen adecuadamente los riesgos de salud.
Comprender la fiebre familiar del Shar-Pei es esencial para reconocer y manejar la enfermedad a tiempo. Identificar los síntomas permite actuar con rapidez y proporcionar atención veterinaria durante las crisis, lo que contribuye al bienestar del perro. La cría responsable y la sensibilización son claves para reducir el impacto de esta condición a largo plazo.
Si buscas un Shar-Pei cariñoso, elige un cachorro de Shar-Pei de un criador que priorice las pruebas de salud y mantenga una comunicación transparente. Si tu perro presenta cualquiera de los síntomas mencionados, consulta con tu veterinario sin demora para un diagnóstico y atención adecuados.