Conseguir un peso adecuado al nacer en los cachorros es fundamental para brindarles el mejor comienzo en la vida. Los cachorros que nacen con bajo peso tienen mayor riesgo de problemas de salud, dificultades para alcanzar un crecimiento normal y son más vulnerables durante la etapa neonatal que sus hermanos con un peso óptimo y saludable.
Existen varios factores que influyen en el peso al nacer de los cachorros, algunos fuera de nuestro control pero otros que los dueños y criadores responsables pueden manejar para ayudar a conseguir cachorros sanos. Esta guía explora los principales determinantes que afectan el peso al nacer, aportando consejos para apoyar una gestación saludable.
El factor más importante que influye en el peso al nacer es la raza de los progenitores. Por ejemplo, razas grandes como el Gran Danés suelen tener cachorros mucho más pesados al nacer que razas pequeñas como el Yorkshire Terrier. Para muchas razas existen estándares sobre el peso normal al nacer que sirven para evaluar la salud de cada cachorro.
Incluso dentro de la misma raza, las diferencias en tamaño y constitución de la madre y el padre influencian el peso al nacer. Padres más pequeños dentro de una raza habitualmente tienen cachorros también de menor tamaño pero igualmente sanos. Los criadores responsables consideran estos aspectos para mantener camadas saludables.
La edad de la madre juega un papel importante en el tamaño de la camada y el peso de los cachorros al nacer. Las hembras menores de dos años, especialmente las que tienen menos de un año, suelen tener camadas más pequeñas y cachorros más ligeros. Igualmente, hembras mayores de siete años también pueden presentar camadas y cachorros de menor peso.
Para obtener mejores resultados en la cría y cachorros más saludables, se recomienda realizarla entre los dos y seis años, cuando la salud reproductiva de la madre está en su punto óptimo.
La alimentación antes y durante el embarazo es uno de los factores más controlables que afectan el peso al nacer. Una madre con bajo peso o mal nutrida tendrá probabilidad de parir cachorros pequeños. Es fundamental proporcionarle una dieta de calidad, completa y adaptada a sus necesidades nutricionales durante toda la gestación.
A medida que avanza el embarazo, la ingesta de comida debe aumentar paulatinamente, llegando incluso a la alimentación ad libitum en las últimas semanas. Esto ayuda a que los cachorros alcancen un peso ideal al nacer y prepara a la madre para la producción de leche, vital para el crecimiento tras el nacimiento.
Una buena alimentación también reduce riesgos asociados, como la baja calidad del calostro y la producción insuficiente de leche, que pueden afectar negativamente la salud y supervivencia de los cachorros recién nacidos.
En muchas camadas, los cachorros comparten un útero con forma de "Y", lo que condiciona el peso individual según su posición. Los ubicados en los extremos de la "Y" suelen tener un mejor acceso al flujo sanguíneo rico en nutrientes a través de las placentas, resultando en pesos al nacer más altos.
Los cachorros situados en la parte central del útero suelen recibir menor flujo sanguíneo y pueden ser más pequeños, comúnmente conocidos como el "runt" o cachorro más pequeño de la camada. Aunque ser el runt no determina el destino, estos cachorros necesitan cuidados adicionales para prosperar.
El tamaño de la camada afecta directamente la cantidad de recursos disponibles para cada cachorro. Camadas pequeñas suelen producir cachorros más grandes debido a la mayor disponibilidad de nutrientes y espacio uterino. Camadas numerosas tienden a generar cachorros más pequeños por la competencia intrauterina.
Sin embargo, esta regla tiene excepciones, especialmente en madres jóvenes que pueden tener camadas pequeñas pero no necesariamente cachorros de mayor tamaño. Los criadores experimentados vigilan tanto el tamaño de la camada como la salud del cuerpo materno para optimizar las condiciones para todos los cachorros.
Garantizar que los cachorros tengan un peso saludable al nacer comienza mucho antes de la concepción, eligiendo parejas reproductoras adecuadas y brindando cuidado prenatal excelente. Las prácticas de cría responsable priorizan la salud y el bienestar de la madre y los cachorros más que aspectos meramente estéticos.
Los propietarios y criadores deben trabajar en estrecha colaboración con el veterinario para monitorizar la salud, la nutrición y el progreso del embarazo de la madre. La intervención temprana ante cualquier problema durante la gestación puede ayudar a proteger la salud tanto de la madre como de la camada.
Recuerda, un comienzo saludable sienta las bases para que los cachorros crezcan como perros adultos felices y fuertes.