Para la mayoría de los perros en España, llevar collar es habitual, ya sea para identificación o para sujetar la correa. Sin embargo, si un collar roza, irrita o pellizca, puede causar molestias e irritaciones en la piel, sobre todo cuando se ejerce presión durante los paseos.
Las rozaduras por el collar suelen prevenirse, pero dado que el collar cubre el área del cuello, los problemas pueden pasar desapercibidos. Este artículo analiza las causas, prevención y tratamiento para mantener a tu perro cómodo y saludable.
Retira el collar de tu perro cada pocos días para inspeccionarlo y revisar el cuello. Busca signos de desgaste o suciedad en el collar y comprueba que la piel y el pelo bajo el collar estén sanos, sin enrojecimiento ni pérdida de pelo. Limpiar el collar y la zona del cuello evita irritaciones por acumulación de suciedad y bacterias.
Si observas pérdida o daño en el pelo alrededor del cuello, deja de usar el collar inmediatamente y cambia a un arnés que reduzca la presión en el cuello. Mantén el collar fuera de uso hasta que el pelo vuelva a crecer. Si la piel está inflamada, roja o dañada, consulta a tu veterinario para el tratamiento adecuado y para recomendar el tipo de collar más seguro para tu perro.
Un collar demasiado ajustado puede rozar y causar dolor, especialmente en cachorros de crecimiento rápido. Asegúrate de que puedas deslizar cómodamente dos dedos debajo del collar; debe quedar ceñido pero no apretado. Un collar demasiado flojo puede engancharse y pellizcar.
Los perros que tiran de la correa ejercen presión sobre zonas sensibles del cuello, lo que aumenta la fricción y daña la piel y el pelo. Usar un arnés bien ajustado distribuye la presión de forma más uniforme y previene las rozaduras.
Algunos collares pellizcan donde cierran hebillas o clips. Revisa siempre que el collar no genere puntos de presión únicos o que se enganche en el pelo del perro.
Los collares nuevos de cuero pueden ser rígidos, y los sintéticos con bordes duros irritan el cuello. Escoge collares suaves, flexibles y con acabados lisos para evitar rozaduras.
La suciedad y el barro atrapados bajo el collar tras los paseos provocan rozaduras continuas e irritación cutánea. Limpia el collar con frecuencia y cepilla el cuello de tu perro durante el acicalado.
Un collar debe ser lo suficientemente ancho para distribuir bien la presión, pero no tan ancho que dificulte la comunicación con la correa. Los collares acolchados o con relleno ayudan a prevenir rozaduras, pero requieren reemplazo regular porque se aplastan con el tiempo.
Si las rozaduras han provocado erosiones, inflamación o molestia continua pese a los cambios, consulta al veterinario. Ellos pueden recomendar tratamientos y collares adecuados para evitar que el problema se repita.
Escoger un perro adecuado a tu estilo de vida y comprender sus necesidades, incluido el uso apropiado del collar, protege el bienestar de tu mascota. Si vas a adquirir un perro, busca criadores responsables o considera la adopción para asegurar una propiedad ética.
Vigilando y gestionando con cuidado el collar de tu perro, puedes prevenir rozaduras, mantener su comodidad y disfrutar de paseos seguros y agradables juntos.