El gato doméstico parece dormir más que cualquier otro animal. De hecho, los gatos adultos duermen entre 13 y 20 horas cada 24 horas, con un promedio de unas 16 horas diarias. ¿Por qué duermen tanto los gatos? ¿Existen patrones en su sueño? ¿Y cómo encaja esto con la actividad diaria de un gato?
Todos los miembros de la familia felina tienen una alta necesidad de sueño, principalmente debido a su dieta carnívora y estilo de vida. A diferencia de los herbívoros, que se alimentan de forma continua durante el día para cubrir sus necesidades energéticas, los carnívoros como los gatos dependen de cortos periodos de intensa actividad cazadora seguidos de una comida rica en proteínas. Esta caza requiere una enorme cantidad de energía, por lo que resulta lógico que los gatos conserven fuerzas descansando entre estos esfuerzos.
Además, los animales más pequeños como los gatos tienden a necesitar más sueño que los grandes porque su metabolismo rápido puede causar más desgaste celular, lo que el sueño ayuda a reparar. Aunque los gatos domésticos rara vez necesitan cazar, la necesidad heredada de descansar con frecuencia permanece fuerte. Esto explica por qué tu gato aprovecha cualquier oportunidad para acurrucarse y dormir siesta.
Los gatos experimentan dos tipos principales de sueño: sueño de movimientos oculares rápidos (REM) y sueño no REM (o de ondas lentas). El sueño REM, caracterizado por movimientos oculares rápidos en medio de una profunda relajación, es cuando suelen ocurrir los sueños, mientras que el sueño no REM implica un sueño más superficial con actividad cerebral más lenta y algunos movimientos musculares.
Los gatos evitan una única sesión prolongada de sueño. En cambio, toman varias siestas cortas durante el día. Su ciclo de sueño incluye periodos de unos 25 minutos de sueño ligero no REM seguidos de 6 a 7 minutos de sueño REM, intercalados con breves periodos de vigilia. Los estudios muestran que los gatos pasan aproximadamente un 35 % del tiempo despiertos, un 50 % en sueño ligero y un 15 % en sueño REM. Su sueño ligero les permite despertarse rápidamente, de ahí la famosa "siesta de gato".
El sueño juega un papel crucial en la reparación física y la organización cerebral. Durante el sueño se secreta la hormona del crecimiento, especialmente en los gatitos en crecimiento. Interrumpir el sueño REM en gatos jóvenes puede causar problemas en su desarrollo, como en sus sistemas visuales. El sueño también favorece la plasticidad cerebral, permitiendo a los gatos adaptarse mejor a nuevos entornos y desafíos. Por ejemplo, estudios han demostrado que gatitos que pueden dormir tras períodos de privación visual muestran mayores cambios en la actividad cerebral comparados con los que permanecen despiertos.
Los gatos siguen un ritmo circadiano de 24 horas, con picos de actividad al amanecer y al anochecer, siendo crepusculares más que nocturnos. Sus patrones de sueño y actividad son algo flexibles y pueden adaptarse al entorno. Por ejemplo, los gatos de granja tienden a dormir menos que los gatos de interior porque su vida al aire libre ofrece más estímulos y desafíos.
Los gatos domésticos suelen sincronizar sus tiempos de actividad y sueño con sus familias humanas. Históricamente, los gatos que vivían al aire libre cazaban de noche y descansaban durante el día. En cambio, los gatos de interior suelen estar tranquilos durante las horas de trabajo de su dueño y más juguetones por la tarde. Los gatos que se quedan solos durante el día pueden volver a su patrón natural de actividad, despertando a sus dueños justo antes del amanecer, pero los que conviven todo el día con sus propietarios suelen permanecer despiertos con ellos y dormir durante casi toda la noche.
Entender estos comportamientos naturales ayuda a los dueños a manejar la actividad de sus gatos. Si tu gato te molesta por la noche o demanda atención en momentos inoportunos, aumentar la estimulación diurna puede ayudar a modificar su horario para adaptarlo mejor a tu hogar.