La Enfermedad del Disco Intervertebral (EDDI) es uno de los trastornos espinales más comunes que afectan a los perros. Se produce cuando los discos amortiguadores entre las vértebras de la columna vertebral se degeneran o hernian, causando dolor, problemas de movilidad y, en algunos casos, parálisis. Aunque los perros mayores tienen mayor riesgo, ciertas razas, sobre todo aquellas con cuerpos alargados y patas cortas, pueden desarrollar EDDI a una edad más temprana debido a su anatomía.
La columna vertebral contiene varios discos intervertebrales que actúan como amortiguadores entre cada vértebra, permitiendo que la columna se mueva libremente, excepto en las dos primeras vértebras cervicales. Cada disco consiste en una capa externa fibrosa y resistente y un centro blando, similar a gelatina, que amortigua las vértebras. Cuando estos discos se dañan o degeneran, pierden capacidad para amortiguar impactos, lo que puede llevar a una hernia donde el material del disco presiona la médula espinal, causando dolor significativo y deterioro nervioso.
Si bien la EDDI puede afectar a cualquier perro, algunas razas tienen predisposición genética debido a la conformación de su columna. Los cachorros de Teckel, Basset Hound, Sealyham Terrier y Shih Tzu son especialmente más susceptibles.1 Estos perros suelen sufrir cambios degenerativos tempranos porque sus discos pierden hidratación y se calcifican prematuramente.
Existen tres tipos de EDDI según la clasificación de Hansen:
La degeneración suele originarse por pérdida de hidratación del disco, calcificación y estrés mecánico que provoca rupturas o abultamientos que comprimen la médula espinal.
La detección temprana es clave para un mejor pronóstico. Los perros con EDDI a menudo muestran dolor localizado al tocar la espalda o el cuello. Otros signos incluyen:
El veterinario comenzará con un historial clínico detallado y un examen físico, centrado en la función neurológica. Dada la predisposición racial y los síntomas, puede sospechar EDDI desde el principio. Las pruebas de imagen son esenciales: las radiografías pueden mostrar discos calcificados, mientras que una resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC) proporcionan imágenes detalladas de la hernia discal y la compresión medular para un diagnóstico preciso.
El tratamiento depende de la gravedad:
El reposo estricto es vital para prevenir daños adicionales, normalmente mediante confinamiento en un transportín o área pequeña para limitar movimientos. La cirugía tiene un buen pronóstico si se realiza con rapidez, aunque los perros que han perdido sensibilidad profunda tienen un pronóstico reservado.
No siempre es posible prevenir la EDDI, pero los propietarios pueden reducir riesgos manteniendo un peso saludable para su perro, evitando actividades que sobrecarguen la espalda, como saltos excesivos, y buscando atención veterinaria inmediata si aparecen síntomas. Las prácticas responsables de cría buscan disminuir la incidencia de la EDDI mediante el cribado genético y la selección de reproductores libres de la enfermedad.
La Enfermedad del Disco Intervertebral es una afección grave pero manejable que afecta especialmente a ciertas razas. Reconocer los primeros síntomas, acudir rápidamente al veterinario y seguir un tratamiento adecuado puede mejorar considerablemente la calidad de vida del perro. Quienes desean adquirir una raza propensa a la EDDI deben buscar criadores responsables y comprender los riesgos asociados.
Si tu perro presenta señales de EDDI, contacta a tu veterinario cuanto antes para un diagnóstico y cuidado personalizado que apoye el bienestar de tu fiel compañero.
1 Fuentes: Matthews Carolina Vet, Steele Pain Center, Cornell Vet