La diverticulitis en perros es una afección digestiva crónica en la que se forman pequeñas bolsas llamadas divertículos a lo largo de la pared del intestino grueso. Estas bolsas resultan de la retención de materia fecal causada por el estreñimiento y pueden inflamarse, infectarse o incluso romperse, provocando molestias significativas y riesgos para la salud.
Aunque la diverticulitis es común en humanos, también afecta a los perros y requiere una gestión cuidadosa para mantener el bienestar de tu mascota. Esta guía abarca síntomas, causas, diagnóstico, opciones de tratamiento y recomendaciones para el manejo a largo plazo que ayudarán a tu perro a recuperarse cómodamente.
La diverticulitis se desarrolla principalmente cuando la materia fecal no se elimina naturalmente, a menudo debido al estreñimiento. Esto provoca la acumulación de heces impactadas en el colon y la formación de divertículos — pequeñas bolsas irritadas a lo largo de la pared intestinal que se vuelven susceptibles a infecciones o rupturas.
Estos divertículos suelen aparecer en el intestino grueso, especialmente en el lado izquierdo, lo que explica que el dolor se perciba comúnmente en esta zona del abdomen de tu perro. Sin tratamiento, la diverticulitis puede causar complicaciones graves como perforación intestinal, infecciones, sangrado en las heces y formación de fístulas (conexiones anómalas entre divertículos).
Los síntomas pueden ser sutiles o bastante alarmantes, y con frecuencia se superponen con otras enfermedades digestivas como la colitis o la enfermedad inflamatoria intestinal, por lo que es fundamental el diagnóstico veterinario. Observa estas señales en tu perro:
Si notas signos persistentes de molestias abdominales, especialmente junto con cambios en el apetito o en el comportamiento, acude al veterinario cuanto antes para evitar complicaciones.
El factor principal es una dieta baja en fibra y material vegetal. Sin suficiente fibra, los perros son propensos al estreñimiento, lo que conduce a la retención de heces e irrita el revestimiento del colon, provocando la formación de divertículos. Las dietas comerciales tradicionales a menudo carecen de fibra suficiente, por lo que la nutrición es un aspecto clave.
No existe un vínculo hereditario conocido ni predisposición racial para la diverticulitis; puede afectar a cualquier perro dadas las condiciones ambientales y dietéticas adecuadas.
El manejo de la diverticulitis se centra en reducir la inflamación, tratar infecciones y mejorar la salud intestinal. Tu veterinario puede recomendar:
Alimentar con dietas especializadas ricas en fibra y formuladas para estómagos sensibles puede mejorar significativamente la recuperación y evitar recurrencias. Cambiar el pienso habitual por un alimento prensado en frío con alta fibra ha demostrado beneficios en el manejo de la salud digestiva en perros afectados.
Aunque la diverticulitis intestinal es la más común, los perros también pueden desarrollar diverticulitis esofágica. Esto implica la formación de bolsas en el esófago que atrapan alimentos, causando dificultades para tragar, pérdida de apetito, pérdida de peso y a veces problemas respiratorios como neumonía por aspiración de comida.
La diverticulitis esofágica es frecuente en razas braquicéfalas como el bulldog francés. Si tu perro presenta síntomas de dificultades para tragar o dificultad respiratoria junto con signos digestivos, consulta a tu veterinario para diagnóstico y tratamiento adecuados.
La diverticulitis en perros es una condición tratable que requiere atención veterinaria oportuna y manejo dietético a largo plazo para prevenir complicaciones graves. Vigila de cerca la salud digestiva de tu perro, monitorea los síntomas cuidadosamente y colabora con tu veterinario para crear un plan de tratamiento personalizado.
Mantener una dieta rica en fibra y amigable para el intestino, así como evitar el estreñimiento, es clave para el confort y calidad de vida de tu mascota. Si los síntomas empeoran o no mejoran con el tratamiento, puede ser necesaria una evaluación quirúrgica.
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