La distrofia del epitelio pigmentario retiniano (RPED) es una enfermedad ocular degenerativa hereditaria que afecta a las células del epitelio pigmentario de la retina (EPR) en los perros. Esta forma rara de atrofia progresiva de retina afecta principalmente a las células pigmentarias en el centro de la retina, lo que provoca una pérdida gradual de visión, aunque suele respetar la visión periférica. Aunque el RPED tiende a desarrollarse en perros mayores, causa una pérdida visual menos severa que otras afecciones retinianas y rara vez provoca ceguera total.
Los perros con RPED suelen tener dificultad para enfocar objetos inmóviles, especialmente con luz natural o artificial intensa. Su visión central se ve afectada debido al daño en las células pigmentarias retinianas, pero generalmente conservan la visión periférica. Los perros afectados pueden ver mejor los objetos en movimiento, aunque a medida que la enfermedad avanza, la visión global empeora. Esto puede ser especialmente desafiante para perros de trabajo expuestos a luz intensa, aunque la ceguera total es poco frecuente.
Para diagnosticar el RPED, es fundamental realizar un historial médico y oftalmológico completo. El veterinario examinará cuidadosamente los ojos del perro para descartar otras causas de problemas visuales, como la deficiencia crónica de vitamina E. En algunos casos, puede ser necesario derivar a un especialista en oftalmología veterinaria para pruebas diagnósticas avanzadas. Se pueden complementar las evaluaciones clínicas con pruebas genéticas, como el análisis de ADN para detectar la mutación asociada al RPED, y valoraciones mediante el Registro Oftalmológico Canino (similar al CERF pero en España), para confirmar el diagnóstico y asesorar en la cría responsable.
Ciertas razas de perros tienen mayor riesgo de heredar RPED, y la mayoría de los diagnósticos se realizan en ejemplares mayores de 18 meses. En España, las razas similares a las Collie, como el Collie de Pelo Largo (cachorros Collie de Pelo Largo) y Collie de Pelo Corto, presentan predisposición. Otras razas susceptibles incluyen el Briard, Golden Retriever (cachorros Golden Retriever), Labrador Retriever (cachorros Labrador Retriever), Pastor de las Shetland, Cocker Spaniel Inglés, Springer Spaniel Inglés y Welsh Corgi Cardigan (cachorros Welsh Corgi Cardigan). Los criadores responsables deben realizar pruebas oculares a todos los ejemplares de cría para reducir la incidencia del RPED.
Actualmente no existe cura ni tratamiento específico para el RPED. El manejo se centra en la monitorización regular y los cuidados de soporte. Se puede recomendar suplementación con vitamina E, ya que ha mostrado posibles beneficios en algunas razas afectadas, aunque la evidencia no es concluyente. Es fundamental evitar la reproducción de perros afectados, por lo que estos deben ser esterilizados para impedir la transmisión genética de la enfermedad a la descendencia. La detección temprana mediante pruebas visuales en razas predispuestas ayuda a reducir la prevalencia del RPED mediante prácticas de cría informadas y responsables en España.
Aunque el RPED afecta la visión central, la mayoría de perros conservan suficiente visión periférica para mantener una buena calidad de vida. Los animales afectados suelen adaptarse bien y pueden disfrutar de una vida plena y feliz pese a las limitaciones visuales. Los propietarios deben proporcionar un entorno estable y evitar cambios bruscos que puedan desorientarlos. Las revisiones veterinarias periódicas y la consulta con especialistas en oftalmología ayudarán a manejar la progresión y a mantener el bienestar del animal.
En resumen, el RPED es una enfermedad hereditaria progresiva, pero generalmente manejable, del epitelio pigmentario de la retina. A través de una cría responsable, diagnóstico temprano y cuidados atentos, los perros afectados pueden llevar una vida satisfactoria sin pérdida total de visión.