La expresión "Deed Not Breed" nos recuerda que el comportamiento y las acciones de un perro deben ser los principales factores para juzgar su peligro potencial, no la raza en sí. Contrario a la creencia popular, ninguna raza de perro es inherentemente agresiva o peligrosa. La agresividad y el comportamiento problemático usualmente se originan en la crianza, el entorno, el adiestramiento y el manejo, más que en la genética únicamente. Los cachorros no nacen agresivos; la socialización temprana y un adiestramiento responsable son esenciales para moldear el temperamento de un perro.
Este enfoque responde a legislaciones de control de razas específicas, como la vigente en algunas comunidades autónomas de España que regulan razas consideradas potencialmente peligrosas, tales como el American Staffordshire Terrier, Pit Bull Terrier, Dogo Argentino o Fila Brasileño. Si bien la seguridad pública es importante, focalizar exclusivamente en la raza puede generar una falsa sensación de seguridad o discriminar injustamente. En realidad, cualquier raza, sea un pequeño Yorkshire Terrier o un gran Bullmastiff, puede mostrar agresividad en ciertas circunstancias.
Las leyes que restringen ciertas razas persiguen limitar perros considerados peligrosos, pero presentan varias limitaciones. Es difícil identificar la raza real de un perro solo por su apariencia, ya que muchas razas son similares, o los perros mestizos pueden parecerse a tipos prohibidos. Por ejemplo, un perro puede ser confundido con un Tosa Japonés cuando en realidad es un amistoso Staffordshire Bull Terrier. Estos errores generan falsas seguridades o consecuencias injustas.
Además, focalizarse en la raza ignora el comportamiento de otros perros que no están en la lista de razas prohibidas. Las consultas por mordeduras de perro en hospitales españoles no han dejado de aumentar, evidenciando que cualquier raza o tamaño puede ocasionar agresiones. La tenencia responsable, con socialización adecuada, adiestramiento y supervisión en espacios públicos, es clave para prevenir ataques. No obstante, los verdaderos retos provienen de dueños irresponsables que ignoran estas obligaciones.
Para abordar eficazmente las agresiones caninas, es fundamental promover la tenencia responsable y la educación. Propietarios responsables deben identificar a sus perros mediante microchip, asegurar que estén bien adiestrados y socializados, y emplear correa y bozal cuando sea necesario en espacios públicos. Esto contribuye a crear entornos más seguros y fomenta la confianza comunitaria.
Las campañas educativas sobre el comportamiento canino ayudan a desmentir mitos relacionados con raza y agresividad, facilitando que dueños y público comprendan que socialización, adiestramiento y contexto son decisivos. Propuestas como exigir licencias a criadores y pasaportes para cachorros antes de ser entregados podrían aumentar la responsabilidad y reducir la cría y tenencia irresponsable.
Uno de los obstáculos para la legislación basada en comportamiento es su aplicación. En España, el microchip es obligatorio para perros, pero su verificación visual es imposible. Sin una aplicación eficaz, dueños irresponsables pueden incumplir las normativas sobre perros peligrosos.
Las compañías aseguradoras también muestran disparidad en sus políticas, en ocasiones negando cobertura de responsabilidad civil por razas específicas independientemente de su conducta real. Esta inconsistencia puede perjudicar injustamente a buenos propietarios de razas estigmatizadas, mientras que otros perros menos educados reciben cobertura.
En lugar de prohibiciones exclusivas por raza, un enfoque equilibrado que evalúe a cada perro según su comportamiento ofrece mejores perspectivas. Esto promueve un trato justo para todos los perros e incentiva a los dueños a priorizar el entrenamiento y la socialización por encima de prejuicios raciales.
Todos los amantes de los perros en España deben reflexionar sobre cómo proteger a las mascotas y a las personas de forma eficaz. Mediante educación, tenencia responsable y normativas centradas en el comportamiento individual, podemos avanzar hacia comunidades más seguras y perros más felices.
Para apoyo e información, organizaciones como Deed Not Breed España (reciente pero activa) brindan recursos valiosos y promueven un trato justo y la responsabilidad en la tenencia.