¿"¿Puedo tener un cachorro, mamá? ¿Puedo? ¿Puedo?" Si estás pensando en adoptar un perro para tu familia, ya tienes uno o deseas enseñarles a tus hijos la responsabilidad de tener una mascota, esta guía completa te mostrará cómo involucrar a tu hijo de forma segura y adecuada en el cuidado del perro a medida que crece.
Bebés y niños pequeños: 0-4 años
Los niños muy pequeños, desde el nacimiento hasta los cuatro años, aún no pueden realizar tareas significativas de cuidado de mascotas. En su lugar, enfoca en presentarles al perro de forma suave para construir un vínculo y respeto duraderos. Siempre supervisa cualquier interacción entre bebés o niños y el perro para evitar accidentes.
- Permite que el niño observe y se familiarice con la presencia del perro.
- Enseña comportamientos suaves: no pinchar, tirar de la cola ni agarrar la cara.
- Incluye al niño pequeño en actividades simples, como observar mientras alimentas o acicalas al perro.
- Fomenta el juego supervisado, como lanzar un juguete bajo guía adulta.
Durante esta etapa, tu papel es fundamental para establecer ejemplos positivos y garantizar la seguridad de ambos.
Primera infancia: 4-6 años
Los niños en esta edad pueden comenzar a participar en tareas supervisadas de cuidado del perro para aumentar su confianza y comprensión:
- Acariciar y cepillar suavemente a un perro tranquilo y dispuesto, siempre bajo supervisión.
- Sujetar la correa brevemente durante paseos cortos, con un adulto presente y controlando la situación.
- Aprender a dar golosinas con la palma abierta para evitar mordeduras accidentales.
- Reconocer y llamar al perro por su nombre para iniciar habilidades de adiestramiento básicas.
La seguridad sigue siendo primordial: fomenta la paciencia y orientación clara mientras adquieren nuevas habilidades.
Infancia media: 7-10 años
Niños de siete a diez años pueden manejar más responsabilidades, con supervisión adulta continua:
- Pasear al perro con correa de forma independiente en áreas cerradas y seguras, con un adulto cerca.
- Alimentar y ofrecer agua fresca, aprendiendo las necesidades dietéticas y rutinas del perro.
- Jugar a buscar y participar en comandos de adiestramiento como "sentarse" y "quedarse".
- Ayudar a limpiar las áreas de alimentación, lavar los platos y mantener la higiene.
Esta etapa es ideal para crear rutinas y reforzar el respeto por las necesidades de la mascota.
Pre-adolescentes: 11-14 años
Los preadolescentes pueden asumir cuidados cercanos a la independencia con algo de supervisión:
- Alimentar al perro diariamente con las porciones correctas y horarios, haciéndose responsables.
- Cepillar y acicalar, incluyendo tareas más detalladas como el cepillado dental o buscar pulgas con guía.
- Participar activamente en el adiestramiento y el juego, fortaleciendo el vínculo.
- Ayudar en la administración de medicamentos prescritos, siempre bajo vigilancia adulta.
- Mantener el entorno del perro, como revisar la seguridad de vallas o lavar objetos del perro.
Introduce estas tareas como parte de las obligaciones habituales o mediante incentivos para fomentar la constancia.
Adolescentes: 15 años en adelante
En la adolescencia, los jóvenes suelen tener la madurez y capacidad para encargarse del cuidado diario completo de la mascota con independencia:
- Pasear al perro sin supervisión, sabiendo cómo desechar adecuadamente los desechos caninos.
- Alimentar, acicalar, bañar y administrar medicamentos sin supervisión directa.
- Gestionar todas las tareas de adiestramiento, reconocer señales de comportamiento y responder apropiadamente.
- Entender la importancia de la higiene, como lavarse las manos después de paseos o de alimentar.
Sin embargo, como adulto, sigue supervisando y apoyando sus responsabilidades para garantizar que nada se descuide.
Consideraciones importantes para todas las edades
- Nunca fuerces a un niño: No debe obligarse a realizar ninguna tarea con la que no se sienta cómodo. Construir la confianza e interés lleva tiempo.
- Supervisa siempre a los niños pequeños: Hasta que el niño sea plenamente capaz, la supervisión adulta es fundamental para evitar accidentes y cuidar el bienestar del perro.
- Modela una tenencia responsable: Los adultos son los responsables finales de las necesidades y seguridad del perro durante toda su vida.
- Fomenta el adiestramiento positivo y las interacciones suaves: Esto promueve una relación amorosa y respetuosa entre niño y perro.
Con este enfoque gradual, tu familia formará un dueño responsable y promoverá una relación positiva y segura con vuestro perro para toda la vida.
Si estás pensando en adoptar o adquirir un cachorro, te recomendamos considerar criadores éticos o buscar perros disponibles en tu comunidad para garantizar prácticas responsables y mascotas saludables.