Las convulsiones o crisis epilépticas en perros pueden ser causadas por diversas condiciones de salud como epilepsia, intoxicación o golpes de calor. Si tu perro tiene una condición diagnosticada como epilepsia, el veterinario le prescribirá medicación y aconsejará sobre cómo manejar las crisis de forma eficaz. Sin embargo, un perro que aparenta estar sano también puede sufrir una convulsión repentina, lo cual puede ser alarmante para cualquier dueño.
Esta guía ofrece pasos claros y calmados sobre qué hacer si tu perro tiene convulsiones para proteger su seguridad y conseguir ayuda adecuada rápidamente.
Las convulsiones rara vez comienzan sin algunos signos previos. Si tu perro no ha tenido episodios antes, observa conductas inusuales como temblores, inquietud, mirada fija o parpadeos rápidos. Detectar estas señales con anticipación puede darte segundos o minutos valiosos para prepararte y mantener seguro a tu perro.
Retira a otras mascotas y personas del área, y despeja objetos peligrosos para evitar lesiones durante una convulsión. Asegura un entorno seguro donde tu perro no pueda caer por escaleras ni golpearse con muebles.
Al comenzar la convulsión, tu objetivo principal es evitar que tu perro se haga daño. Aleja muebles o objetos puntiagudos y, si es posible, coloca cojines o mantas suaves alrededor para amortiguar los movimientos bruscos.
No intentes sujetar ni contener a tu perro, ya que podrías lastimarte o causarle daño accidentalmente. Un perro convulsionando puede morder sin intención, así que mantén tus manos alejadas de su boca.
Si tu perro tiene algo en la boca, retíralo con cuidado para evitar asfixia, pero nunca introduzcas nada a la fuerza, ni siquiera tus dedos.
Bajar la intensidad de las luces y evitar ruidos fuertes puede ayudar a disminuir el estrés y la duración de la convulsión. Mantener un ambiente tranquilo favorece una recuperación más rápida y previene mayor agitación.
Es fundamental apuntar la hora exacta en que comienza la convulsión y cuánto dura. La mayoría de las convulsiones duran desde unos segundos hasta varios minutos.
Si es seguro, grabar un video durante la convulsión puede ayudar mucho al veterinario en el diagnóstico y en las decisiones de tratamiento. También toma nota de lo que hacía tu perro antes de la convulsión y cualquier comportamiento inusual que hayas observado.
Cuando la convulsión finalice, tu perro probablemente estará desorientado, cansado y confundido. Mantenlo tranquilo y abrigado en una habitación silenciosa. Evita estimularlo para que se levante hasta que esté listo.
Ofrece acceso a agua, pero no des comida inmediatamente. Algunos perros pueden producir espuma o saliva en exceso durante las convulsiones, por lo que tener una toalla a mano puede ayudar a mantener la limpieza.
Solicita atención veterinaria inmediata si:
La intervención rápida del veterinario es crucial para evitar complicaciones graves como daño cerebral o golpe de calor.
Si tu perro nunca ha tenido convulsiones, es imprescindible que lo evalúe un veterinario para determinar la causa y recomendar un plan de tratamiento o manejo que reduzca futuras convulsiones.
Cuando acudas al veterinario, proporciona información detallada incluyendo duración, frecuencia y comportamientos previos a la convulsión que hayas notado.
Manejar perros propensos a convulsiones requiere responsabilidad, revisiones veterinarias periódicas y cumplimiento de la medicación prescrita. Mantener un ambiente tranquilo y actuar con rapidez durante las convulsiones puede marcar una gran diferencia en la seguridad y bienestar de tu perro.
Recuerda que la acción oportuna y el apoyo veterinario son claves para que tu perro pueda llevar una vida segura y feliz a pesar de las convulsiones.