Todos los dueños de perros saben que sus mascotas no hablan con palabras, pero se comunican mediante un lenguaje rico en señales corporales, ladridos y acciones. Cómo interpretamos estas señales depende de nuestra experiencia y del vínculo que compartimos con nuestro perro. A veces, uno puede sentirse confundido por el comportamiento o las respuestas del perro, que parecen extraños o frustrantes. Igualmente, nuestro perro puede tener dificultades para entendernos, causando malentendidos y estrés para ambos.
Existen tres áreas clave donde suelen ocurrir estos malentendidos. Reflexionando sobre ellas, puedes mejorar la comunicación y asegurarte de estar realmente en sintonía con las necesidades y sentimientos de tu perro, fomentando una relación más fuerte. Aquí tienes tres maneras en que podrías estar perjudicando sin querer a tu perro.
Los perros son muy sensibles a las emociones humanas. Si te sientes tenso o estresado —ya sea por problemas familiares, presiones laborales u otros motivos— tu perro captará este estado de ánimo, muchas veces sin que seas consciente. Esto puede hacer que el perro se ponga nervioso o intranquilo, mostrando un lenguaje corporal ansioso o comportamientos inusuales que parecen no tener relación con él.
Recuerda que tu perro no entiende las causas de tu estado de ánimo, solo siente la atmósfera emocional. Por ejemplo, después de una discusión o un evento estresante, tu perro puede reaccionar con precaución o agitación. La próxima vez que tu perro actúe de forma extraña, ten en cuenta tu propio estado mental: tu calma puede influir mucho en su confort y comportamiento.
Aunque los perros pueden aprender a responder a numerosos comandos verbales, esto es resultado del entrenamiento y la asociación, no una verdadera comprensión del lenguaje humano. Tu perro reacciona a los sonidos y al tono que usas, asociándolos con comportamientos que te agradan. Explicaciones largas o frases complejas sobre lo que está permitido o prohibido no se registran en la mente de tu perro.
Para comunicarte eficazmente, utiliza órdenes simples y claras combinadas con un lenguaje corporal consistente y recompensas por la respuesta adecuada. Aunque es bonito conversar con tu perro sobre tu día, recuerda que él disfruta de tu compañía y tu tono, no de los detalles. Simplifica tu lenguaje para una comunicación más clara, combinando indicaciones verbales con gestos y contacto visual para mejores resultados.
El ejercicio es vital para la salud física de tu perro, pero la estimulación mental es igualmente importante para su bienestar emocional. Diferentes razas tienen distintas necesidades intelectuales; por ejemplo, razas inteligentes como los caniches y los border collies requieren muchas actividades de resolución de puzzles, entrenamiento y juegos interactivos para mantenerse contentos.
Históricamente, los perros de trabajo tenían tareas mentalmente estimulantes como vigilar o pastorear, pero los perros domésticos en un entorno familiar necesitan actividades para ejercitar su mente. Ofrecerles juguetes, juegos, sesiones de entrenamiento y retos variados puede prevenir el aburrimiento, el estrés y conductas destructivas, ayudando a tu perro a prosperar y a fortalecer vuestro vínculo.
Los perros se comunican principalmente mediante el lenguaje corporal y no tanto con vocalizaciones. Entender este lenguaje te ayuda a responder adecuadamente a su estado de ánimo y nivel de confort.
Respetando estas señales y ajustando tu comportamiento transmites respeto y cuidado, haciendo que tu perro se sienta seguro y comprendido.
Mejorar la comunicación con tu perro implica reconocer cómo tu estado de ánimo le afecta, simplificar tus indicaciones verbales, satisfacer sus necesidades mentales y aprender su lenguaje corporal. Estos pasos evitan confusión y frustración para ambos, promoviendo una relación de confianza y cariño.
Recuerda, cada perro es único, así que sé paciente mientras aprendes sus señales y preferencias individuales. Juntos pueden construir un vínculo claro y feliz que beneficiará a ambos durante toda una vida de compañía.