Una de las primeras decisiones que consideran quienes desean un perro es si optar por un macho o una hembra. Aunque el comportamiento depende de muchos factores, el sexo sigue siendo un elemento clave que influye en las características del perro. Comprender las conductas típicas de los perros machos es esencial para tomar una decisión informada y prepararse para una tenencia responsable.
La castración ayuda a reducir las diferencias entre machos y hembras al disminuir la influencia de hormonas como la testosterona. Sin embargo, incluso los machos castrados mantienen a menudo comportamientos distintivos relacionados con su sexo. En este artículo contestamos preguntas frecuentes sobre el comportamiento de los perros machos para ayudar a los propietarios a saber qué esperar y cómo gestionarlo eficazmente.
Los perros machos no castrados están naturalmente impulsados a buscar hembras en celo. Este fuerte instinto reproductivo puede motivarles a escaparse, morder correas o cavar bajo las vallas para huir y encontrar pareja. La castración reduce esta conducta en aproximadamente un 90% de los machos, disminuyendo mucho el riesgo de fugas. No obstante, algunos perros pueden seguir explorando por curiosidad o por entretenimiento incluso tras la castración.
La testosterona influye significativamente en los comportamientos territoriales y competitivos. Los machos no castrados pueden mostrar agresividad hacia otros machos, considerándolos rivales. También suelen ser más dominantes, bulliciosos y difíciles de controlar en comparación con las hembras. La castración reduce la agresividad en alrededor del 75% de los casos, favoreciendo un temperamento más calmado y social. Sin embargo, la personalidad individual y el entorno también afectan esos niveles de agresión.
No hay diferencias generales en inteligencia o capacidad de aprendizaje según el sexo. Las hembras suelen madurar antes, lo que las hace más receptivas al adiestramiento en la etapa de cachorro. Los machos suelen estar listos un poco más tarde, pero alcanzan el mismo nivel en la adultez. Los machos no castrados pueden distraerse o mostrarse obstinados cerca de hembras en celo, por lo que requieren algo más de paciencia durante el adiestramiento.
El marcaje con orina es más común y marcado en los machos debido a su impulso de establecer territorio. Esta conducta disminuye tras la castración, aunque rara vez desaparece por completo. Marcar en exteriores es normal, pero el marcaje en interiores puede volverse problemático si no se aborda con adiestramiento y manejo ambiental. Ofrecer muchas oportunidades para marcar fuera de casa puede ayudar a prevenir este problema dentro del hogar.
Montar es una expresión natural de madurez sexual, activada por el aumento de testosterona en el desarrollo. Los machos jóvenes pueden montar objetos, muebles o incluso personas. Por lo general, la castración reduce o elimina esta conducta en la mayoría de perros, aunque algunos, castrados o no, pueden continuar montando por excitación, estrés o hábito aprendido. El adiestramiento constante y la redirección son claves para gestionar esta conducta eficazmente.
La forma más eficaz de disminuir las conductas hormonales problemáticas es la castración, que reduce impulsos como escaparse, agresividad y marcado. Además de la castración, proporcionar ejercicio adecuado, estimulación mental y un adiestramiento positivo y constante ayuda a controlar conductas como la obstinación, excitabilidad y territorialidad. Una socialización temprana y la intervención rápida en problemas fomentan perros machos equilibrados y felices.
Los perros machos tienen rasgos únicos influenciados por las hormonas y el carácter individual. Entender estas conductas comunes con empatía y conocimiento ayuda a los propietarios a tomar decisiones responsables y crear un hogar armonioso para sus mascotas.