Todos los perros tienen dos glándulas anales (también llamadas sacos anales) situadas a cada lado del recto. Estas glándulas liberan un olor único para cada perro, razón por la cual suelen olfatearse mutuamente el área trasera al encontrarse. Normalmente, estas glándulas se vacían de forma natural durante la defecación, expulsando una pequeña cantidad de un fluido de olor fuerte.
Sin embargo, algunos perros desarrollan glándulas anales impactadas cuando estas no se vacían correctamente, lo que provoca la acumulación del fluido y su obstrucción. Esto puede causar molestias, irritación, picazón e incluso infección.
Expresar manualmente las glándulas anales —apretándolas suavemente para liberar su contenido— es una forma rápida de aliviar estas molestias. Aunque los veterinarios realizan este procedimiento con regularidad, con precaución y la técnica adecuada, puedes hacerlo en casa de forma segura, ahorrando costos veterinarios y ayudando a tu perro más pronto.
Si te sientes cómodo para intentarlo, esta guía te enseñará a reconocer los signos de glándulas impactadas, cómo prepararte, instrucciones paso a paso para la expresión y consejos para la prevención y el cuidado veterinario.
Si tu perro suele tener problemas con las glándulas anales, es posible que ya conozcas los síntomas. Observa comportamientos tales como arrastrar el trasero por el suelo (conocido como "deslizamiento"), lamerse o morderse excesivamente el área anal, inflamación o enrojecimiento cerca de las glándulas y signos de incomodidad o inquietud. Estas conductas indican irritación o dolor por obstrucción o posible infección.
Elige un lugar que sea fácil de limpiar y desinfectar después, como una zona exterior o un baño con lavabo o bañera. Reúne los siguientes materiales:
Usa ropa vieja, ya que el fluido puede ser muy sucio. Asegúrate de que tu perro esté tranquilo y bien sujeto para evitar movimientos bruscos que puedan lesionarlos a ambos.
Pon a tu perro de pie o acostado de lado en una posición que facilite el acceso a la zona anal sin esfuerzo. Si es necesario, pide ayuda para sujetarlo.
Identifica las glándulas anal localizando dos pequeñas áreas más oscuras a la altura de las cinco y las siete en punto alrededor del ano. Estas glándulas se sienten como pequeños bultos debajo de la piel.
Colócate los guantes desechables. Aplica un poco de vaselina o lubricante en un dedo enguantado para que el proceso sea más cómodo para tu perro.
Introduce cuidadosamente el dedo lubricado en el ano de tu perro. Localiza la glándula de un lado y presiónala suavemente entre el dedo dentro del ano y el pulgar posicionado fuera del recto.
Con una presión moderada, aprieta hacia arriba en dirección a la abertura del recto para ayudar a que la glándula libere su contenido. Prepárate para un olor fuerte y un fluido que puede ser expulsado.
Sujeta papel de cocina o toallas absorbentes fuera de la glándula para atrapar el fluido al salir. Evita colocarte directamente detrás del perro para evitar sorpresas.
Una vez vaciada una glándula y sin más fluido, limpia la zona y repite el proceso con la otra glándula.
Desecha toallas, guantes y residuos en una bolsa sellada para controlar el olor. Limpia el área anal de tu perro con agua tibia y jabón suave si es necesario y sécala bien. Desinfecta las superficies que haya tocado tu perro y lávate las manos y brazos con agua caliente y jabón.
No dudes en contactar con tu veterinario si las glándulas anales permanecen impactadas, se inflaman o infectan, o si tu perro muestra dolor, sangrado, letargo o fiebre. El tratamiento veterinario puede incluir limpieza adecuada, medicación o, en casos severos, cirugía.
La expresión en casa es adecuada para obstrucciones leves y debe realizarse con cuidado, pero siempre con asesoramiento profesional en casos persistentes o graves.
Recuerda siempre realizar esta tarea con calma y suavidad, priorizando la comodidad y seguridad de tu perro.