Casi todas las razas caninas de pedigrí establecidas en España hoy en día evolucionaron de razas más antiguas o cruces. Muchas razas populares comenzaron como híbridos o mezclas de otros tipos, y la mayoría de las nuevas razas oficialmente reconocidas en el último siglo se crearon cuidadosamente mediante crianza selectiva en lugar de descubrirse de forma natural. El término «pedigrí» se refiere a un perro de raza oficialmente reconocida con ascendencia documentada, aunque rara vez una raza existe de forma independiente sin relación con otras. Las nuevas razas de perros reconocidas como pedigrí tienen su origen en esas mezclas y evoluciones.
La autoridad reconocida para asignar el estatus de pedigrí en España es la Real Sociedad Canina de España (RSCE). Esta organización promueve el registro y reconocimiento formal de nuevas razas caninas, administra los estándares de raza y supervisa los registros oficiales de pedigrí. Cada país tiene su club canino con sus propios estándares, por lo que una raza reconocida en un país puede no estar oficialmente reconocida en otro. Los clubes y sociedades de raza que representan a perros de un tipo específico, suelen solicitar a la RSCE el reconocimiento, ayudando a definir el estándar de la raza y el caso para el estatus de pedigrí.
Un perro de pedigrí es aquel registrado oficialmente en la RSCE o en una organización de raza reconocida equivalente, con un linaje documentado que se remonta a varias generaciones de la misma raza. Este registro formal y la documentación distinguen a un perro de pedigrí de perros que pueden parecer o comportarse como una raza determinada pero carecen de reconocimiento oficial, denominados a menudo "pura raza" sin pedigrí. La tenencia responsable implica obtener perros a través de criadores reputados que proporcionen esta documentación verificada del pedigrí.
Este proceso de reconocimiento es largo y meticuloso. Mantener la buena salud y diversidad genética con una base limitada de ejemplares fundadores es complejo y requiere décadas de crianza cuidadosa. Por lo general, las nuevas razas tardan décadas en establecerse y ser aceptadas, aunque puede ser más rápido si la raza ya está consolidada en el extranjero.
La creciente popularidad de perros híbridos o “diseñadores”, como los Labradoodle (mezcla de labrador y caniche), Cavapoo (cruce entre cocker spaniel y caniche), y Carlino (pug), sugiere que estos podrían ser candidatos para reconocimiento oficial en el futuro. Esto refleja la experiencia en el mundo felino, donde razas híbridas como el Tonkinés - un cruce entre siamés y birmano - obtuvieron el reconocimiento oficial en 1984. Sin embargo, el reconocimiento depende de la cría continua responsable y la presión de clubes de raza fuertes ante la RSCE.
El reconocimiento por parte de la RSCE garantiza características de raza estandarizadas, fomenta la cría responsable y ayuda a preservar la salud y el bienestar de la raza. También permite que los perros compitan en categorías de pedigrí y en eventos prestigiosos como el Mundial de Exposiciones Caninas en España, promoviendo altos estándares dentro de la comunidad canina.
Aunque puede ser tentador buscar novedad en nuevas razas, es fundamental un desarrollo responsable. El proceso garantiza salud, temperamento y longevidad en lugar de resultados apresurados. Dueños y criadores potenciales deben priorizar siempre el bienestar y las prácticas éticas de cría de cualquier raza, ya sea reconocida recientemente o bien establecida.
Las nuevas razas de perros en España obtienen el estatus oficial de pedigrí mediante un proceso exhaustivo dirigido por la Real Sociedad Canina de España. Esto implica establecer estándares de raza, asegurar una población de cría con ascendencia documentada, presentar un historial detallado de la raza y datos de salud, y navegar pacientemente por un período de evaluación prolongado. Este proceso protege la sostenibilidad, salud e identidad de la raza manteniendo el bienestar canino.
Para quienes buscan un cachorro responsablemente, es crucial elegir criadores respetados que sigan las pautas y estándares oficiales. Promover la tenencia responsable beneficia a perros y a sus familias humanas por igual.