Todos los propietarios de perros comprenden la importancia de educar a sus mascotas para que sean seguras, con buen comportamiento y fáciles de manejar. Sin embargo, un aspecto que a menudo se pasa por alto es cómo nuestros propios malos hábitos pueden influir en los perros y provocar que adquieran conductas indeseables similares. Este artículo explora hábitos humanos comunes que podrían afectar inadvertidamente el comportamiento de tu perro y ofrece consejos prácticos para evitar esa influencia.
A muchos nos gusta disfrutar de aperitivos ocasionales como galletas o patatas fritas. Aunque un consumo moderado no es dañino para las personas, compartir estos alimentos con tu perro puede ser problemático. Frecuentemente, los dueños relajan las normas de alimentación cuando se dan un capricho, ofreciendo sobras a su perro. Sin embargo, incluso pequeñas cantidades de comida basura humana pueden equivaler a una comida abundante para perros de razas pequeñas, contribuyendo al sobrepeso y a problemas de salud.
Para favorecer la salud y los buenos hábitos de tu perro, evita alimentarlo con comida basura y no le permitas hurgar migas en el suelo o a tus pies. En su lugar, ofrece premios saludables específicos para perros y mantén los snacks humanos fuera de su alcance.
Puede resultar tentador saltarse los paseos cuando llueve o hace frío, pero los perros necesitan ejercicio regular sin importar el clima. Descuidar las salidas o limitarse a dejar que tu perro salga al jardín solo para hacer sus necesidades puede reducir su actividad física y hacer que se muestre renuente a salir en cualquier condición meteorológica.
Invierte en abrigos impermeables de calidad para ti y tu perro, y enfrenten juntos la intemperie. Es aceptable acortar los paseos si las condiciones son muy desagradables, pero asegúrate de que tu perro reciba actividad física diaria para mantener un buen comportamiento y bienestar.
Es comprensible que a veces se falte a un paseo debido a enfermedad o circunstancias excepcionales. Sin embargo, convertir esto en rutina puede derivar en un perro sin suficiente ejercicio, lo que suele ocasionar problemas de conducta debido a la energía acumulada o al aburrimiento.
Mantén una rutina de ejercicio constante, adecuada a la raza y edad de tu perro, evitando periodos demasiado largos sin actividad. Si faltas a un paseo, considera alternativas para estimularlo, como sesiones de juego o entrenamiento dentro de casa.
La supervisión adecuada es fundamental, sobre todo en situaciones nuevas o sociales, como fiestas o visitas a casas de amigos. Cuando te relajas o socializas, es fácil no estar atento a las necesidades de tu perro, lo que puede ocasionar problemas como que ingiera alimentos peligrosos, se aburra o se angustie.
Si prevés que no vas a poder supervisar bien a tu perro, es preferible dejarlo en casa o en un entorno seguro donde no pueda adquirir conductas indeseadas. Siempre controla que tenga agua suficiente y observa su estado emocional para garantizar su bienestar.
La consistencia es clave en la educación y gestión del comportamiento canino. Las señales confusas —como permitir que el perro suba al sofá en ocasiones pero no siempre, o darle comida de la mesa de forma esporádica— confunden al perro y debilitan tus reglas.
Asegúrate de mantener firmes las normas que establezcas. Esta coherencia ayuda a tu perro a sentirse seguro respecto a los comportamientos aceptables y reduce la ansiedad que puede ocasionar problemas de conducta.
Los perros son extremadamente perceptivos y suelen reflejar las emociones y comportamientos de sus dueños. Tu propio estrés, impaciencia o acciones inconsistentes pueden enseñar sin querer a tu perro a adoptar hábitos indeseables.
Presta atención a tu conducta, mantén la calma y responde con coherencia a las acciones de tu perro. Evita premiar las malas conductas con atención o golosinas y enfócate en elogiar los buenos hábitos que quieres fomentar.
El comportamiento de tu perro está estrechamente ligado a tus propios hábitos y a la constancia que mantengas. Controlando tu dieta, enfrentando el mal tiempo para hacer ejercicio regular, supervisando con cuidado y siendo coherente con las normas, fomentas un perro bien educado y feliz. Recuerda que educar a tu perro también implica educarte a ti mismo: tus acciones marcan el camino que tu perro seguirá.
Al hacer estos cambios conscientes, proteges a tu perro de adquirir malos hábitos y construyes una relación más sólida y positiva con tu compañero peludo.