Saltarse sobre las personas es un instinto heredado en los perros, basado en su comportamiento natural en la vida salvaje, donde saludaban a los miembros de su grupo lamiendo sus caras. Como los perros no alcanzan la cara de una persona sin saltar, los cachorros aprenden que esta es la mejor manera de buscar atención de sus dueños o invitados. Al principio, este comportamiento puede parecer adorable, pero cuando el cachorro crece, puede volverse problemático y no deseado. Es importante reconocer que a muchas personas no les gusta que las salten, y se requiere un entrenamiento constante para corregirlo con amabilidad y paciencia.
Cuando tu perro corra a saludarte, no lo animes saltando ni haciendo un alboroto. En lugar de eso, intenta que se siente. Si el perro no se sienta, da la espalda y ignora su comportamiento hasta que se calme la emoción. En el mismo momento que el perro toque el suelo con sus patas traseras, elogíalo de forma tranquila con frases como "buen chico" o "buena chica". Evita el contacto físico en esta etapa, ya que tocarlo puede reforzar el salto. Esto enseña a tu perro que el comportamiento tranquilo, y no el salto, es el que recibe atención.
Entrenar a tu perro para que se siente al saludar es una forma confiable de reemplazar el salto. Sentarse y saltar no pueden ocurrir al mismo tiempo, por lo que fomentar que se siente ayuda al perro a comprender una forma educada de saludar. Cuando te acerques a otras personas durante un paseo, pide a tu perro que se siente cuando estés a 60-90 centímetros de la persona. Elogia inmediatamente cuando se siente y pídele que permanezca calmado mientras interactúas con el visitante. Si intenta saltar, aléjate con calma para reforzar que saltar termina la interacción social. Recompensar el estar sentado y tranquilo con elogios verbales y premios motivará a tu perro a repetir este comportamiento.
La consistencia es clave para resolver el problema del salto. Todas las personas que interactúan con tu perro deben seguir las mismas normas: ignorar el salto y otorgar atención solo cuando el perro esté tranquilo y sentado. Esto evita señales confusas y acelera el aprendizaje. Informa a tus invitados y familiares con anticipación sobre cómo deben responder al salto. Con el tiempo, tu perro entenderá que saltar ya no le proporciona la atención o recompensas que busca.
Los intentos físicos para detener el salto, como empujar el cuerpo del perro hacia abajo o levantar la rodilla, suelen ser contraproducentes. Los perros pueden interpretar esto como un juego o un reto y saltar a tu lado en su lugar. Empujar al perro proporciona la atención que busca y puede reforzar el comportamiento incorrecto. En cambio, gira la espalda e ignora para comunicar que saltar no tiene recompensa. El refuerzo positivo de estar sentado tranquilo es mucho más efectivo y fomenta una relación de confianza entre tú y tu perro.
Siempre que tu perro se siente tranquilo sin que se lo pidas, aprovecha para premiarlo con elogios o una golosina. Esto ayuda al perro a aprender que relajarse y estar calmado es la mejor forma de ganar atención. Con el tiempo, se motivará a mantenerse tranquilo tanto en casa como en público.
El entrenamiento requiere paciencia y repetición. Siempre recompensa el comportamiento calmado con prontitud y mantén expectativas constantes en todos los miembros de la familia. Evita recompensar el salto en cualquier momento, incluso por accidente. Con amabilidad y perseverancia, tu perro aprenderá a saludar educadamente, haciendo que las interacciones sociales sean agradables para todos.
Para aquellos que buscan empezar a entrenar un perro o cachorro nuevo, considera adoptar un perro de criadores responsables en España, quienes también pueden ofrecer orientación sobre la socialización y apoyo para una tenencia ética y responsable.