La coprofagia es el término que describe el desagradable comportamiento de los perros que comen heces. Aunque pueda parecer impactante, es un problema relativamente común que muchos propietarios enfrentan en algún momento. Los perros pueden llegar a comer sus propias heces o las de otros animales, como caballos o conejos. Este comportamiento puede ser angustiante y representar riesgos para la salud de tu perro y de tu familia.
La coprofagia se considera generalmente un problema de comportamiento más que una condición médica, aunque en casos raros puede estar relacionada con deficiencias nutricionales o problemas digestivos. Muchos perros desarrollan este hábito por razones que van desde la búsqueda de atención hasta instintos heredados. Comprender estas causas te ayudará a abordar el problema de forma efectiva antes de buscar ayuda profesional.
Algunos perros comen heces para provocar una reacción en sus dueños, incluso si es negativa. Ignorar el comportamiento de forma constante, asegurando al mismo tiempo que las necesidades emocionales de tu perro estén cubiertas, ayudará a reducir esta motivación.
Al igual que los bebés humanos, los cachorros usan la boca para explorar el mundo. Esta fijación oral suele desaparecer al madurar. Mantén su boca ocupada con juguetes seguros para evitar que coman heces.
Los cachorros pueden imitar a sus dueños limpiando heces con la boca. Intenta recoger el excremento discretamente para prevenir que ellos lo imiten.
Si un perro se ve obligado a hacer sus necesidades dentro del hogar, podría comer sus excrementos para ocultar las pruebas y evitar molestarte. Asegúrate de que tenga suficientes oportunidades para salir al exterior y aprende a reconocer sus señales.
Los perros que viven en patios cerrados pueden comer excrementos para mantener su territorio limpio. Limpia frecuentemente para reducir esta conducta.
En la naturaleza, las madres limpian las heces de sus cachorros para protegerlos de depredadores. Este instinto puede persistir en perros domésticos pero suele ser manejable con entrenamiento y limpieza rápida.
Los perros hambrientos o con carencias nutricionales pueden comer heces para compensar dichas faltas. Dale una dieta equilibrada y de alta calidad adecuada para sus necesidades.
Los parásitos pueden reducir la absorción de nutrientes y provocar coprofagia. Es fundamental desparasitar a tu perro regularmente según las indicaciones del veterinario.
Aunque nos resulte desagradable, algunos perros pueden gustar del sabor o textura de las heces. Añadir piña a la dieta puede hacer que las heces sean menos atractivas.
Ocasionalmente, problemas médicos subyacentes como deficiencias enzimáticas pueden causar coprofagia. Si el comportamiento aparece de repente o persiste a pesar de las intervenciones, consulta al veterinario para un chequeo completo.
Las heces contienen bacterias y parásitos dañinos que pueden causar enfermedades. Lava bien tus manos después de limpiar los excrementos o de estar en contacto con la saliva de tu perro. Nunca permitas que te lama en la cara o las manos para reducir riesgos de salud.
Al comprender las causas y aplicar un entrenamiento y manejo constantes, la mayoría de los propietarios pueden reducir o eliminar con éxito la coprofagia en sus perros. La paciencia y una actitud positiva son claves para manejar este comportamiento difícil.
Para más información sobre cuidados caninos y encontrar cachorros, siempre elige criadores responsables o considera la adopción en fuentes fiables.