Como sabe todo propietario de un gato, educar a un felino es muy diferente a adiestrar a un perro. Los gatos son seres independientes que suelen seguir sus propios impulsos más que órdenes. Esta independencia es parte de su encanto, pero cuando tu gato muestra conductas indeseadas como rascar o morder durante el juego, es natural querer corregirlas de manera calmada y efectiva.
Los gatos son inteligentes y pueden aprender de sus experiencias. Aunque no se les "adiestra" en sentido estricto, puedes gestionar y reducir los mordiscos o arañazos durante el juego guiando su comportamiento pacientemente. Aquí tienes nueve consejos expertos para lograr un juego suave y una relación armoniosa.
Utiliza siempre juguetes interactivos como varitas con plumas, palitos o pelotas en lugar de tus manos o pies durante el juego. Esto ayuda a tu gato a entender que los juguetes son para morder y arañar, no tu cuerpo. Evita usar guantes con juguetes colgantes o juegos bruscos porque pueden fomentar que el gato muerda tu piel.
Si tu gato empieza a morder o arañar, di "no" con calma pero firme y detén la sesión de juego. Retira tu atención un momento para demostrar que el juego brusco acaba la diversión. Luego redirige a tu gato hacia un juguete o rascador para satisfacer sus instintos de caza de forma segura.
Ofrece rascadores o tapetes bien ubicados y resistentes para canalizar el arañado de forma apropiada. Elogia y recompensa a tu gato cuando use estos lugares para reforzar la conducta positiva y proteger tus muebles y piel.
Dedica sesiones diarias de juego interactivo de 10 a 15 minutos, dos o tres veces al día. El juego regular ayuda a tu gato a gastar energía sanamente y reduce la sobreexcitación que puede generar mordiscos o arañazos.
Comprender el lenguaje corporal de tu gato es clave. Observa signos de sobreestimulación o agresividad, como cola que se mueve, pupilas dilatadas, orejas pegadas, siseos o gruñidos. Reconocer estas señales temprano te permite pausar el juego antes de que empiecen los mordiscos o arañazos.
Cuando tu gato se excite demasiado, puede olvidar que es un juego. Prepárate para terminar la sesión con calma y dejar que tu gato se relaje. Esto previene que el juego se vuelva agresivo.
Responde de forma firme pero tranquila sin gritar ni castigar físicamente. Los gritos o golpes asustan al gato y dañan vuestro vínculo, empeorando la conducta. Mantén paciencia y coherencia en tus respuestas.
Vigila siempre que los niños respeten el espacio del gato y sepan cómo jugar adecuadamente. Enséñales a reconocer las señales de aviso y cuándo parar para evitar mordiscos o arañazos.
A veces morder o rascar puede indicar estrés, dolor o aburrimiento. Asegúrate de que tu gato está sano con revisiones veterinarias regulares y de proporcionarle un ambiente estimulante con juguetes, zonas para trepar y retos mentales para mantenerlo contento.
Aplicando estas técnicas con constancia y cariño, ayudarás a tu gato a aprender comportamientos de juego seguros y suaves. Esto fortalece la confianza y hace vuestras interacciones más placenteras para ambos.