Aunque los gatos son conocidos por su limpieza y rara vez necesitan baños, hay circunstancias en las que un baño se hace necesario. Ya sea porque tu gato se ha ensuciado con algo pegajoso, tóxico o tiene una condición médica que requiere baño, es importante abordar el proceso con cuidado para minimizar el estrés tanto para ti como para tu amigo felino.
La preparación es clave para que la experiencia del baño sea fluida y tranquila. Reunir todos los artículos necesarios de antemano evita dejar a tu gato solo y estresado.
Elige un cuarto tranquilo y cálido donde puedas cerrar puertas y ventanas para evitar que el gato se escape. Considera usar un difusor o spray de feromonas felinas como Feliway, o remedios naturales calmantes reconocidos en España como Rescue Remedy, para tranquilizar a tu gato antes de empezar.
Llena el fregadero o lavabo con agua tibia y comprueba la temperatura con el codo para que sea cómoda. Coloca una alfombrilla antideslizante o una toalla abajo. Ten todos los suministros al alcance sin dejar solo al gato.
Lleva a tu gato con calma a la habitación sin llamarlo para evitar asociaciones negativas. Sostenlo suavemente pero con seguridad, e introdúcelo en el agua comenzando por las patas. Usa una jarra o vaso para mojar el pelaje desde la nuca hacia abajo, evitando totalmente la cara y las orejas porque los gatos no gustan que les moje la cabeza.
Aplica una pequeña cantidad de champú específico para gatos recomendado por el veterinario. Haz espuma suavemente, usando movimientos lentos y evitando cara, ojos, orejas y boca. Masajea la base del cuello para relajar al gato y trabaja con cuidado cualquier enredo o suciedad.
Enjuaga bien con agua tibia limpia de arriba abajo hasta que no quede champú. Usa la jarra o un rociador suave a baja presión si el gato lo tolera. Evita mojar la cara; mejor limpia esa zona con un paño húmedo y suave.
Envuelve a tu gato en una toalla y seca con toques suaves para eliminar el exceso de agua, sin frotar para no irritar ni enredar el pelaje. En gatos de pelo largo, pueden necesitar varias toallas. Si tu gato lo acepta, usa un secador con temperatura baja mientras cepillas lentamente para agilizar el secado y evitar que pase frío. Si no, déjalo en una habitación cálida y tranquila para que se seque naturalmente.
Bañar a un gato puede ser un reto, pero con paciencia, preparación y manejo cuidadoso puedes minimizar el trauma y mantener a tu felino feliz y seguro. Recuerda que el cepillado frecuente suele evitar la necesidad de un baño completo y que los dueños responsables deben bañar a sus gatos solo cuando sea imprescindible.
Para quienes quieran encontrar un gato o consejos sobre razas y cuidados, pueden visitar la sección de gatos en venta, donde podrán contactar con criadores responsables o aprender más sobre la tenencia felina en España.