Muchos gatos prefieren vivir en el exterior, incluso durante los meses más fríos, lo que genera inquietudes sobre su salud y bienestar. Esta guía completa te ayudará a proteger a los gatos callejeros de las bajas temperaturas, asegurando que se mantengan cálidos y seguros durante la temporada invernal.
Al igual que los humanos, los gatos expuestos a temperaturas bajas por períodos prolongados corren el riesgo de sufrir hipotermia, una peligrosa caída de la temperatura corporal que puede causar coma o la muerte. La temperatura normal de un gato es aproximadamente 38°C, pero si baja de 16°C, la situación puede volverse grave. Los gatos mayores y los de pelaje corto son más vulnerables, y el viento puede aumentar el efecto del frío haciendo que la sensación térmica sea mucho menor.
Esta regla sencilla nos recuerda que cuando las condiciones exteriores son desagradables para las personas, también pueden ser peligrosas para los gatos. A menudo, los gatos buscan calor refugiándose en los motores de los coches durante las noches frías, por lo que es importante revisar debajo del capó antes de conducir si sabes que hay gatos callejeros en la zona. Si alimentas a gatos ferales o abandonados, proporcionarles un refugio aislado y comida extra durante el invierno es fundamental para ayudarles con las mayores demandas energéticas que el frío les exige.
Para apoyar a un gato que vive al aire libre, ya sea feral, abandonado o con dueño, hay tres necesidades vitales que debes cubrir:
Es fundamental nunca dejar encerrado intencionadamente a un gato afuera, especialmente en climas fríos. Todos los gatos requieren protección adecuada para pasar el invierno con comodidad y seguridad.
Un viejo cobertizo de jardín o una caja aislada situada en un lugar elevado y protegido funciona muy bien. El refugio debe ser lo suficientemente grande para que el gato pueda moverse, pero pequeño para conservar el calor corporal y mantener el interior cálido.
Utiliza paja para el lecho, ya que proporciona un excelente aislamiento y permite que el gato se entierre, envolviéndolo en calor. Evita mantas, toallas, periódicos doblados o heno, pues absorben la humedad y pueden causar alergias. Añadir paneles de poliestireno o una manta térmica debajo del lecho mejora aún más la protección contra el frío.
El frío incrementa las necesidades calóricas de los gatos, por lo que es recomendable aumentar la cantidad de alimento nutritivo, incluyendo comida seca alta en calorías. Para que los gatos se acerquen con confianza, coloca la comida y el agua cerca, pero lejos del lugar para dormir, evitando derrames que enfríen el refugio. Usa recipientes de plástico grueso para impedir que la lengua se quede pegada en condiciones de congelación y revisa regularmente que el agua no se congele. Los platos con calor incorporado son una buena inversión para garantizar agua fresca constantemente.
Aunque algunos gatos eligen vivir en el exterior, los dueños responsables deben proporcionar los cuidados adecuados para proteger a sus amigos felinos de los riesgos del frío. Si adoptas o acoges un gato que vivirá en exteriores, asegúrate de prepararle un refugio apropiado, suministros y considerar sus necesidades de salud. Siguiendo estas recomendaciones, podrás mejorar mucho la calidad de vida y la supervivencia de los gatos callejeros durante los meses fríos.
Aprende más sobre los gatos Maine Coon, conocidos por su grueso pelaje que brinda mayor aislamiento natural en climas fríos.