Los cálculos biliares en perros son una afección dolorosa que requiere atención veterinaria oportuna para evitar molestias prolongadas. Estas piedras están compuestas principalmente por calcio y otras sustancias secretadas por la vesícula biliar. Algunas razas españolas y comunes, como el Schnauzer miniatura, el Caniche y el Perro pastor de las Shetland, tienen una predisposición genética mayor a desarrollar cálculos biliares.
Muchos perros con cálculos biliares no presentan signos evidentes. Sin embargo, si se desarrolla una infección, los síntomas pueden incluir:
Los cálculos se forman por alteraciones en el flujo y composición de la bilis. Las causas principales incluyen:
La atención veterinaria busca generalmente disolver los cálculos sin cirugía. Los tratamientos habituales son:
En casos graves con complicaciones o bloqueo de conductos, puede ser necesaria la cirugía para extracción de cálculos o incluso la extirpación de la vesícula. Los perros pueden llevar una vida normal tras la extirpación, similar a lo que ocurre con humanos.
Una dieta recomendada por veterinarios, alta en proteínas y baja en grasas, es fundamental para evitar recurrencias. La nutrición equilibrada contribuye a la salud hepática y vesicular.
El cuidado preventivo es clave. Alimentar a tu perro con dietas balanceadas, sobre todo si pertenece a razas predispuestas, y atender síntomas tempranos puede reducir el riesgo de cálculos. Las revisiones veterinarias periódicas permiten detectar problemas a tiempo.
La vitamina E puede ayudar a reducir el riesgo, pero siempre conviene consultar al veterinario antes de añadir suplementos. Algunos dueños exploran tratamientos homeopáticos, que deben administrarse únicamente por profesionales calificados en homeopatía veterinaria.
El diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno de los trastornos vesiculares ofrecen los mejores pronósticos. Los avances en veterinaria han mejorado notablemente las opciones terapéuticas. Ante sospecha de cálculos, la evaluación veterinaria rápida es esencial para evitar complicaciones graves.
Si tu perro presenta síntomas inusuales o apatía, consulta con tu veterinario lo antes posible. El diagnóstico puede incluir exámenes físicos, análisis sanguíneos y estudios por imagen como radiografías o ecografías para confirmar la presencia de cálculos. El tratamiento suele enfocarse en disolver piedras con medicamentos, pero la cirugía puede ser recomendable en casos crónicos o graves. El cuidado responsable y la actuación temprana ofrecen a los perros la mejor oportunidad de vivir saludablemente y con comodidad tras problemas de vesícula.