El cáncer de vejiga en perros es una afección seria pero relativamente poco común, que representa aproximadamente el uno por ciento de todos los cánceres caninos. El tipo más frecuente es el carcinoma de células transicionales (CCT), que comienza en las células que recubren la vejiga y a menudo crece de manera insidiosa sin signos claros en sus etapas iniciales. Este cáncer suele desarrollarse cerca de donde el riñón se une con la vejiga, afectando la función urinaria a medida que progresa.
Este artículo ofrece una mirada completa al cáncer de vejiga en perros, incluyendo factores de riesgo, señales de alerta, diagnóstico, opciones de tratamiento, pronóstico y consejos importantes para un cuidado veterinario responsable.
El CCT representa hasta el 95% de los casos de cáncer de vejiga en perros. Se origina en el epitelio transicional que recubre la vejiga y tiende a invadir la pared vesical y los tejidos circundantes. Desafortunadamente, este cáncer suele diagnosticarse tarde porque los síntomas iniciales son sutiles o pueden confundirse con infecciones urinarias.
El CCT también puede diseminarse (hacer metástasis) a los ganglios linfáticos cercanos, pulmones, hígado y, en machos, a veces a la próstata. Su naturaleza invasiva puede producir obstrucciones urinarias que llevan a complicaciones de salud adicionales.
Las causas exactas del cáncer de vejiga no se comprenden completamente. Sin embargo, la investigación veterinaria sugiere que una combinación de factores genéticos y ambientales contribuyen:
Dado que el cáncer de vejiga suele progresar lentamente, los síntomas pueden notarse solo en etapas avanzadas. La vigilancia es clave para detectar problemas a tiempo.
Los signos comunes a observar incluyen:
Si observa alguno de estos signos, especialmente en perros mayores o razas predispuestas, comuníquese con su veterinario de inmediato. Una intervención veterinaria temprana mejora el éxito del tratamiento y la calidad de vida.
El veterinario comenzará con un examen físico y un historial detallado de los síntomas. Frecuentemente recomendará:
A veces se realiza una biopsia para confirmar el tipo de cáncer y orientar el tratamiento.
Aunque actualmente no existe cura para el cáncer de vejiga canino, los tratamientos buscan controlar el crecimiento tumoral, aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de su perro.
El pronóstico varía según el estadio del tumor, el éxito del tratamiento y la salud general. Desafortunadamente, la mayoría de los perros son diagnosticados cuando el cáncer ya está avanzado.
Las tasas de supervivencia tras el tratamiento rondan el 50%, siendo la cirugía la opción con mejores resultados. La quimioterapia mejora el control tumoral pero rara vez cura. La detección precoz y un tratamiento agresivo aumentan las probabilidades de éxito.
Las decisiones sobre la intensidad del tratamiento o la eutanasia deben centrarse en el confort y la calidad de vida de su perro, en estrecha consulta con su veterinario.
Si posee una raza con predisposición, las revisiones veterinarias regulares son fundamentales, especialmente a medida que su perro envejece. Evitar la exposición a químicos potencialmente dañinos y mantener un peso saludable también pueden ayudar a reducir riesgos de cáncer.
Siempre asegúrese de prestar atención inmediata a síntomas urinarios inusuales y solicitar consejo veterinario temprano. Este enfoque proactivo favorece mejores resultados y un compañero bien cuidado.