Los callos en las patas son una condición dolorosa y relativamente común que afecta con más frecuencia a galgos, podencos y whippets. Estos callos se desarrollan como protuberancias endurecidas dentro de las almohadillas de las patas y pueden estar inicialmente ocultos bajo la superficie, lo que dificulta su detección temprana. Aunque se ven menos en otras razas, los callos pueden causar un malestar significativo y cojeras en estos perros de vista, por lo que es fundamental comprender su naturaleza y tratamiento para un cuidado responsable.
Un callo en la pata es un engrosamiento duro y circular de la piel (hiperqueratosis) que se forma dentro de las áreas acolchadas de la pata del perro, especialmente en los dedos centrales de las patas delanteras. Inicialmente, puede no ser visible, pero a medida que crece, puede aparecer una pequeña mancha oscura en la almohadilla antes de que el callo eventualmente atraviese la piel. Estos callos tienen una estructura profunda similar a raíces que presiona los tejidos sensibles y el hueso debajo, causando dolor y dificultad para caminar.
A diferencia de muchas otras razas, estos perros tienen una complexión delgada y notablemente menos tejido graso debajo de sus almohadillas. Esta menor amortiguación significa que sufren mayor presión al correr o caminar, especialmente sobre superficies duras. Esta presión repetida conduce al engrosamiento de la almohadilla y a la formación de callos. El consenso veterinario actual indica que esta diferencia anatómica es la principal causa de que estos perros sufran callos en las patas, más que cuerpos extraños o infecciones virales, que se habían sospechado anteriormente.
Si tu perro de vista cojea sin razón aparente, vale la pena revisar cuidadosamente sus patas. Los callos suelen causar reticencia a caminar sobre superficies duras, pero el animal puede sentirse más cómodo en terrenos blandos como el césped. Al examinar las almohadillas, busca pequeñas protuberancias firmes, manchas oscuras o inflamación. Sé delicado, pues tocar el área puede ser doloroso. Reconocerlo pronto permite tratarlo antes y evitar que empeore el malestar.
El tratamiento veterinario varía según la gravedad del callo. Los métodos comunes incluyen:
Dado que muchos veterinarios podrían no ver casos de callos en las patas con frecuencia, proporcionar un historial detallado y descripción de síntomas facilita mucho el diagnóstico. Las inspecciones regulares de las patas por parte de los propietarios y la consulta veterinaria temprana son clave. Productos como bálsamos para las patas ayudan a mantener las almohadillas suaves, pero son complementarios y no curativos. Asegúrate siempre de que los tratamientos estén guiados por un veterinario con experiencia en esta condición.
Los callos en las patas de galgos, podencos y whippets son una condición dolorosa y única relacionada con su anatomía particular. La identificación precoz y la colaboración con un veterinario experto para elegir el mejor tratamiento pueden evitar sufrimientos prolongados. Las técnicas quirúrgicas avanzadas ofrecen esperanza de alivio duradero en muchos casos. Como propietario responsable, realizar chequeos regulares y brindar cuidados atentos mantiene cómodo y activo a tu perro de vista.