Criar artificialmente una camada de cachorros es una tarea exigente y muy laboriosa, que suele hacerse cuando la madre no puede o no está disponible para amamantar. Esto puede deberse a enfermedad, fallecimiento o rechazo de la camada. En camadas numerosas también puede ser necesario alimentar de forma suplementaria si la leche materna no es suficiente, o si algunos cachorros más pequeños requieren atención extra para prosperar. Dado el esfuerzo que requiere la crianza artificial, lo ideal es contar con una perra nodriza que haya dado a luz recientemente, ya que puede proporcionar cuidado maternal natural y aprendizaje social que el ser humano no puede replicar. Se puede buscar una perra nodriza a través del veterinario, clubes de raza o foros de mascotas, asegurando que el proceso sea responsable para proteger el bienestar de todos los animales involucrados.
El calostro, la primera leche que produce la madre en las primeras 24 horas después del parto, es rico en anticuerpos cruciales para la inmunidad de los cachorros. Lo ideal es que reciban calostro antes de iniciar la crianza artificial. Si no es así, se debe consultar urgentemente con un veterinario. En algunos casos, se puede administrar suero sanguíneo o plasma por vía oral o inyectable proveniente de perros sanos para aportar estos anticuerpos vitales. Los cachorros que no reciben calostro son más vulnerables a infecciones, por lo que la limpieza y la vigilancia cuidadosa son fundamentales para su salud.
Los cachorros recién nacidos necesitan estimulación para orinar y defecar, función que normalmente realiza la madre. Durante la crianza artificial, masajea suavemente el ano y la zona genital con gasas tibias y húmedas tras cada toma para estimular la eliminación. Es importante vigilar la consistencia de las heces: las normales son pegajosas pero firmes. Si las heces son líquidas, se requiere consulta veterinaria inmediata, ya que la deshidratación puede desarrollarse rápidamente. A partir de las tres semanas, los cachorros comienzan a eliminar de forma independiente, aunque pueden necesitar ayuda para limpiarse un tiempo más.
Utiliza un sustituto lácteo especialmente formulado para cachorros, fácil de reconstituir con agua y calentado a temperatura corporal. La alimentación debe realizarse con biberón y tetina diseñados para cachorros, evitando jeringas para reducir el riesgo de neumonía por aspiración, una condición pulmonar grave. Siempre coloca a los cachorros boca abajo al alimentarlos, nunca boca arriba ni con la cabeza hiperextendida. Sigue cuidadosamente las cantidades recomendadas por edad y peso, evitando la sobrealimentación. Durante la primera semana alimenta cada dos horas, aumentando gradualmente los intervalos a medida que crecen. Se recomienda introducir alimentos sólidos licuados hacia las tres o cuatro semanas. La higiene del equipo y el correcto almacenamiento de la fórmula son esenciales para prevenir enfermedades.
La crianza artificial es muy exigente: requiere alimentar cada pocas horas, limpiar, eructar, bañar, desparasitar a partir de las dos semanas y vigilar constantemente la salud. Contar con ayuda, si es posible, no solo reparte la carga sino que añade observadores frescos que pueden detectar signos tempranos de problemas, mejorando los resultados para los cachorros y reduciendo el estrés para los cuidadores.
Mantén a los cachorros en un espacio tranquilo y seguro, alejado de otras mascotas del hogar. Usa ropa de cama fácil de limpiar, como forros de polar, que esté libre de hilos sueltos o peligros. Proporciona una fuente de calor, como una mantita eléctrica colocada a un lado para que puedan alejarse si tienen demasiado calor. Las temperaturas deben comenzar alrededor de 29-30°C para neonatos y descender gradualmente hasta temperatura ambiente a las cuatro semanas. Mantén una humedad entre 55 y 65% para evitar deshidratación y problemas respiratorios. Un peluche suave puede ofrecer comodidad, simulando la presencia de hermanos y la madre y brindando calor y compañía.
Los cachorros recién nacidos no pueden regular su temperatura corporal hasta aproximadamente las dos semanas, ya que carecen del reflejo de temblor. Evita que se enfríen controlando cuidadosamente la temperatura del ambiente y calentándolos lentamente si están fríos. La monitorización de la temperatura y humedad ambiente es esencial para mantener la salud de los cachorros y prevenir estrés térmico o deshidratación.
La monitorización diaria incluye pesar a los cachorros siempre a la misma hora para asegurar un crecimiento constante. Revisa las membranas mucosas para valorar color e hidratación, ya que son indicadores tempranos de problemas de salud. Conoce los rangos normales para la temperatura rectal (entre 35,6 y 36,1°C al nacer, aumentando a 37,8°C a la semana), frecuencia respiratoria (8-18 respiraciones por minuto al nacer, subiendo a 12-35 a las dos semanas) y ritmo cardíaco (120-180 latidos por minuto al nacer) para detectar irregularidades precozmente. Consulta veterinaria rápida es vital ante cualquier duda para maximizar la supervivencia y salud.
El aprendizaje social es importante incluso en camadas criadas a mano. Aunque los humanos satisfacen las necesidades físicas, las perras nodrizas o juguetes interactivos ayudan a desarrollar la inhibición de la mordida, aprender señales sociales y prevenir problemas conductuales. Fomenta juegos suaves e introduce estímulos nuevos progresivamente para preparar a los cachorros para la vida adulta y la adopción.
La crianza artificial debe realizarse únicamente cuando sea absolutamente necesario debido a su complejidad y riesgos. Mantén comunicación estrecha con el veterinario durante todo el proceso para gestionar la salud, el calendario de vacunaciones y control de parásitos, y cualquier emergencia. La propiedad responsable significa asegurar que los cachorros se críen higiénicamente, alimentados adecuadamente, vigilados de cerca y socializados correctamente para darles las mejores oportunidades de vida.