Alimentar correctamente a una perra embarazada o lactante es fundamental para asegurar su salud y el desarrollo saludable de sus cachorros. Esta guía ofrece 10 consejos esenciales para apoyar a criadores y propietarios en ofrecer una nutrición equilibrada durante el embarazo y la lactancia.
Antes de la monta, asegúrate de que tu perra tenga un peso ideal, ni demasiado delgada ni con sobrepeso. Esta condición de base es clave para un embarazo saludable y un parto más sencillo. Una buena nutrición previa a la reproducción favorece la salud reproductiva y la prepara para las exigencias venideras.
A partir de la sexta semana del embarazo, comienza a aumentar gradualmente la cantidad de alimento. Introduce una dieta con mayor densidad energética para cubrir la creciente demanda nutricional sin incrementar excesivamente el volumen. Esto evita molestias digestivas y proporciona nutrientes concentrados esenciales para el desarrollo de los cachorros.
Si tu perra sigue una dieta especializada por alergias, intolerancias o digestión sensible, consulta con el veterinario y el fabricante del alimento antes de cambiar su dieta. En muchos casos, continuar con su dieta completa y equilibrada actual aumentando las raciones es suficiente, complementando con una comida adicional si fuera necesario.
Las necesidades calóricas aumentan gradualmente desde aproximadamente un 10% por encima de la ingesta normal en la sexta semana hasta cerca de un 60% más en el momento del parto, dependiendo del tamaño promedio de la camada. Observa atentamente el estado de tu perra y adapta la alimentación según sea necesario. Los criadores que alimentan manualmente suelen basarse en la experiencia y observación para estos ajustes.
Para calcular las calorías exactas, consulta la cantidad de calorías por gramo que indica el fabricante de alimento para todos los componentes de la alimentación, incluidos los premios. Multiplica esa cifra por las cantidades habituales y aumenta gradualmente para alcanzar la energía extra requerida semana a semana, teniendo cuidado de no incrementar demasiado rápido para evitar problemas digestivos.
No añadas vitaminas ni minerales extra a una dieta ya equilibrada para embarazo y lactancia, especialmente calcio, porque puede alterar el equilibrio mineral e incrementar el riesgo de eclampsia, una condición peligrosa causada por bajos niveles de calcio en sangre que provoca convulsiones.
Muchas perras comen menos 2-3 días antes del parto; anímales a comer pequeñas cantidades de forma regular para mantener estable la glucosa en sangre y la energía necesaria para el trabajo de parto. Una ingesta insuficiente puede causar fatiga durante el parto y reducir la producción de leche después, lo que podría implicar riesgos para la salud.
El apetito se incrementa considerablemente durante la lactancia. Ofrece a tu perra pequeñas comidas frecuentes, aumentando el alimento en un 130-140% en la primera semana y hasta un 250-300% hacia la tercera semana. Controla cuidadosamente su peso y ajusta la alimentación según corresponda. Camadas más grandes requieren más calorías, por lo que adapta la alimentación al tamaño de la camada y la condición de la madre.
Comienza el destete de los cachorros alrededor de las tres semanas, reduciendo gradualmente la alimentación de la madre durante dos o tres semanas. Si la camada es grande, puede ser necesario un destete anticipado para disminuir la demanda sobre la madre. Al finalizar el destete, la madre debería volver a su dieta normal, salvo que haya perdido peso, en cuyo caso necesitará alimentación adicional para recuperarse.
Si usas sustitutos de leche durante camadas grandes o como transición, evita la leche de vaca debido a la intolerancia a la lactosa que puede provocar diarrea en los cachorros. La leche de cabra contiene menos lactosa, pero lo ideal son los preparados especiales para cachorros, que ofrecen mejor digestibilidad y salud.
Una alimentación adecuada durante el embarazo y la lactancia es clave para una madre saludable y el desarrollo óptimo de los cachorros. Empieza manteniendo el peso ideal antes de la reproducción, aumenta alimentos energéticos desde la sexta semana, evita suplementos innecesarios y adapta la alimentación cuidadosamente durante la lactancia y el destete. La monitorización y la consulta con un veterinario en este periodo son fundamentales para lograr los mejores resultados. Criadores responsables y propietarios atentos a la nutrición contribuyen a perros más fuertes, saludables y camadas felices.