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¿Pueden tener Síndrome de Down los gatos?
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¿Pueden tener Síndrome de Down los gatos?

En alguna ocasión, ya sea paseando por la calle, en el veterinario o, sobre todo, en las redes sociales, lugar en el que algunos animales, también los gatos, se han convertido en unos verdaderos  influencers, hemos visto a felinos que manifiestan una serie de características físicas peculiares; unas diferencias que los convierten en gatos distintos a los demás. De este modo, no es casual que un pensamiento que se nos puede venir a la mente en ese instante sea que el gato padece Síndrome de Down, creyendo que quizá en los gatos también es posible una trisomía cromosómica.

Estas peculiaridades son:

  • Orejas más pequeñas de lo normal o irregulares;
  • Nariz aplanada o excesivamente chata;
  • Problemas para caminar;
  • Problemas para relacionarse con humanos y otros felinos;
  • Separación entre los ojos;
  • Estrabismo.

Síndrome de Down, alteración cromosómica

Lo cierto es que esas diferencias físicas del animal, esos rasgos distintos que presenta con respecto a otros de su misma especie, no puede catalogarse como Síndrome de Down, pues no es posible la alteración cromosómica que lo produce en los humanos. Los seres humanos tenemos 23 pares de cromosomas (46 cromosomas en total) y la alteración se produce en el cromosoma 21, cuando esa persona tiene un cromosoma de más. Los gatos, por su parte, solo tienen 19 pares de cromosomas, que hacen un total de 38, lo que ya indica que no es posible que en los felinos se produzca esa alteración genética en el cromosoma 21, esa trisomía, pues no tienen cromosoma 21.

¿Cuál es el origen de las anomalías?

Entonces, si los gatos no pueden tener Síndrome de Down, porque no tienen el cromosoma en el que se produce la alteración que genera este trastorno, ¿a qué se deben esas anomalías físicas o mentales que presentan algunos animales?

El hecho de que no padezcan este trastorno no quiere decir que los animales, también los gatos, no puedan tener retraso mental o deformaciones físicas. De hecho, una de las causas que explicaría esas diferencias y la limitación de movimientos podría deberse a un traumatismo craneal severo o por la ingesta o exposición a un tóxico químico, aunque también podría deberse a como la endogamia, la disautonomía felina o la polineuropatía distal.

Obviamente, el origen de estas dismorfias también puede deberse a que el animal haya nacido ya con ese problema, podría tratarse de causas genéticas, durante el desarrollo del feto. Enfermedades como el Síndrome de Klinefelter o incluso otras alteraciones desconocidas que nada tienen que ver con el Síndrome de Down.

Entonces, si tu gato tienes un aspecto distinto al generalizado o su conducta tampoco corresponde a lo esperado, lo mejor es que acudas al veterinario para saber de que se trata. Te podemos adelantar que no va a ser Síndrome de Down.

 

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