La parálisis laríngea en perros es una afección en la que los músculos responsables de abrir la laringe (caja de la voz) no funcionan correctamente. Esto provoca un estrechamiento de las vías respiratorias, dificultando la respiración y empeorando progresivamente con el tiempo. El músculo afectado, el cricoaritenoideo dorsal, está controlado por un nervio largo que se extiende desde el cerebro hasta la laringe, pasando por el cuello y rodeando el corazón, lo que lo hace vulnerable a daños o degeneración.
La causa más común es una enfermedad degenerativa nerviosa vista frecuentemente en perros grandes y mayores, generalmente de más de 10 años. Esta condición suele formar parte de un síndrome más amplio conocido como Polineuropatía por parálisis laríngea de inicio geriátrico (GOLPP), que también afecta otros nervios, pudiendo causar debilidad en las patas y dificultades al tragar.
Algunas razas españolas y europeas presentan predisposición, incluyendo el Bull Terrier y el Dálmata, entre otros. Los factores genéticos pueden contribuir, especialmente en perros jóvenes con formas congénitas que aparecen desde los tres meses de edad.
Otras causas incluyen traumatismos nerviosos por heridas, cirugías en el cuello, tumores que afecten nervios cervicales y condiciones médicas como el hipotiroidismo. Aunque principalmente afecta a perros mayores de razas grandes, también puede ocurrir en razas pequeñas e incluso en gatos.
Reconocer la parálisis laríngea tempranamente mejora las probabilidades de éxito en el tratamiento. Esté atento a estas señales:
Los síntomas suelen agravarse con la excitación, el esfuerzo físico o el estrés por calor, lo que puede desencadenar una emergencia que requiere atención veterinaria inmediata.
El diagnóstico implica un examen veterinario de la respiración y el movimiento de los pliegues vocales. El veterinario suele sedar ligeramente al perro para observar la laringe con un endoscopio mediante un procedimiento llamado laringoscopia. Se evalúa cómo se abren y cierran los pliegues vocales durante la respiración. También se realizan pruebas adicionales como análisis de sangre, pruebas tiroideas y radiografías de tórax para descartar otros problemas y detectar complicaciones como la neumonía por aspiración.
El manejo depende de la gravedad. Los casos leves pueden beneficiarse de cuidados conservadores, incluyendo control del peso, restricción del ejercicio y evitar el calor excesivo.
En casos más severos, a menudo es necesaria una cirugía conocida como lateralización aritenoidea o "cirugía de apertura de pliegue vocal", que mantiene abierto el pliegue vocal para mejorar el flujo de aire. Esta operación tiene una alta tasa de éxito cuando la realizan veterinarios experimentados y mejora significativamente la calidad de vida del perro.
Una posible complicación es la neumonía por aspiración tras la cirugía, especialmente en perros con dificultades para tragar o con megaesófago. El veterinario indicará estrategias de alimentación posteriores para minimizar riesgos.
Con diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, muchos perros llevan una vida cómoda y normal. Algunos pueden mantener una tos leve o respiración ruidosa al jadear, pero esto no suele afectar su bienestar.
Es fundamental acudir al veterinario ante cualquier cambio en la respiración o tos, incluso leve, ya que la intervención rápida previene complicaciones graves.
Sí, aunque es más común en perros grandes y mayores como el Labrador y Golden Retriever, también puede presentarse en razas pequeñas e incluso en gatos, incluyendo casos congénitos.
La cirugía se recomienda para casos de moderados a severos. Los casos leves pueden manejarse con cambios en el estilo de vida y seguimiento, pero la cirugía suele ofrecer una mejor respiración y calidad de vida.
Seguir las indicaciones veterinarias sobre la alimentación y cuidados es crucial para reducir el riesgo de neumonía por aspiración. Asegúrese de que su perro coma despacio y seguro hasta recuperar la capacidad normal para tragar.
La parálisis laríngea es un trastorno nervioso progresivo que afecta principalmente a perros mayores y genera dificultades respiratorias. Detectar los síntomas temprano, obtener un diagnóstico veterinario adecuado y seguir los tratamientos recomendados, incluida la cirugía cuando sea necesaria, puede mejorar considerablemente la calidad de vida de su mascota. Ante cualquier cambio respiratorio, consulte al veterinario para asegurar que su perro respire cómodamente y con seguridad.